“El ruido de la guerra tiene más impacto que el clamor de un pueblo”
Bogotá, abril 19 de 2018. Estas palabras describen el panorama que impera en el territorio del Catatumbo, donde la población es la principal víctima de la guerra generada por el enfrentamiento entre grupos armados. Así lo manifestó el obispo de Tibú, monseñor Omar Sánchez Cubillos.
Tras los acuerdos de paz, “el Catatumbo sigue escribiendo páginas de violencia y guerra, es un largo libro que todavía está pendiente de terminar y hoy ha abierto un nuevo capítulo con una confrontación inédita entre el ELN y el EPL”, afirma el obispo.
Según Sánchez Cubillos, luego de la desmovilización de las Farc, se desestabilizaron los controles del territorio y estas dos guerrillas empezaron a acumular roses que los han ido llevando a la declaración de guerra, impactando a esta región que tiene como ciudades principales a Ocaña y Tibú.
El prelado afirmó que el paro decretado por el EPL, desde el pasado 15 de abril, es inusual debido a que no sabe hasta cuándo va durar y por ello los habitantes de esta región han quedado confinados. “Es inusual porque se abre el paro, pero no sabemos hasta cuando lo van a radicalizar (…) digamos la palabra técnica estamos confinados”, señaló.
Así mismo, indicó que en este momento la región es dominada por la violencia y el miedo. “Desafortunadamente se constata que quien domina el territorio con las armas puede determinar quién sale, quién entra, quién trabaja, quién vive o quién muere; es la desdicha de los territorios como estos que termina siendo de quien tiene el arma más poderosa o es capaz de hacer más daño”.
Recordó a estos grupos armados, que la guerra tiene un límite y que no pueden ir más allá del Derecho Internacional Humanitario, que la sociedad civil no se toca. Agregó, que todo lo que está pasando en el Catatumbo llevará muy pronto a la quiebra de la economía y al rompimiento de muchos procesos sociales que se venían adelantando en esta región.
Monseñor Sánchez Cubillos hizo un llamado urgente al Estado y de manera particular a la Defensoría del Pueblo para que hagan presencia y respondan de manera efectiva ante el inminente desplazamiento de los habitantes de estos territorios.
“Yo creo que el Estado colombiano, particularmente la defensoría del pueblo tendría que hacer una gran presencia y una estrategia muy contundente porque pueden surgir aquí temas grandes de una tarea humanitaria para quienes vayan finalmente desplazándose, (…) debemos como Estado o como Iglesia, en lo que nos toca a nosotros, ayudar a preparar a las comunidades para tener mecanismos de protección muy claros, como lo estamos haciendo desde las diócesis en escuelas y en algunos cascos urbanos de estos corregimientos.
Finalmente, el prelado recordó que los sacerdotes siguen acompañando a las comunidades, pidió del pueblo colombiano su oración y alentó a la población para que de esta crisis se saquen enseñanzas positivas “porque el Catatumbo se merece una página que finalmente se escriba con reconciliación y paz”.
Desde la Diócesis de Tibú se emitió un comunicado de prensa en el que se advierte la difícil situación de orden social que se vive en la región. Se denuncia la violencia psicológica con la que están actuando los grupos al margen de la ley. “Las estrategias empleadas en este escenario de control, afecta el estado emocional y psicosocial de personas y comunidades, lo que repercute en la reactivación del silencio, alimentado por las sensaciones de miedo y angustia, como mecanismo de respuesta ante las secuelas de la violencia.”, señala el mensaje.
Tomado de la Conferencia Episcopal de Colombia