Un salto de la adversidad al servicio de los que más necesitan
24/09/2020 Antonio David Alvarado Gerbasi se define a sí mismo como un hombre bohemio, desprendido de lo material y llamado a servir. Una persona que a lo largo de su vida ha aprendido a ver en cada adversidad una oportunidad para cumplir sus sueños, porque es un soñador imparable entregado a su familia y fiel creyente de la voluntad divina que, según él, nunca lo ha dejado solo.
Antonio nació un 7 de mayo de 1983, en una tarde lluviosa, en su amada Caracas, Venezuela, donde fue el regalo más preciado para sus padres, en especial para su mamá, pues llegó para el día de las madres.
Para él la familia lo es todo, perder a su padre ha sido uno de los golpes más fuertes que la vida le ha dado: “experimenté el dolor más grande que había conocido, muere mi pilar, muere la columna principal de mi familia. La forma inesperada de su muerte muy seguramente ahondó más mi dolor y el de quienes en vida tanto lo amamos. Tuve que tomar su lugar en sus negocios y en nuestras vidas; me fue fácil de cierto modo porque sus enseñanzas siempre las he tenido muy presentes, sin embargo, el peso enorme de ocupar su puesto no fue tarea fácil”, explica Antonio.
En 2008 conoce a Lisbeth Ruiz González, quien es hoy su esposa y con quien tiene una hermosa familia conformada por Hilary Gisely Berroteran Ruiz y Hayslam Abraham Alvarado Ruiz, dos pequeños por los que juntos han luchado para brindarles mejores oportunidades y una buena calidad de vida.
En 2016 Antonio vuelve a recibir un duro golpe, fallece su mamá. “Tuve que seguir viviendo por mi familia y honrando la memoria de mis padres. Aún recuerdo su último mensaje a mi celular, ‘Dios te bendiga, te amo’, mensaje que capturé y mantengo en mis redes para recordarme a diario cuánto me amó. No fue fácil ese año, fue uno de los más perturbadores que pude tener, pero no tenía más opciones que resignarme y continuar mi vida”, precisó.
Después de la muerte de su madre, se produjeron cambios drásticos en su vida, nada de lo que tenía planeado para su futuro se cumplió, la vida tenía preparado para este soñador caminos totalmente diferentes.
“En medio de mi abundancia económica y popularidad por mi trabajo, no faltaron los problemas con personas inescrupulosas que se volcaron a hacerme persecuciones, fui víctima de secuestros, extorsiones y todas esas situaciones que pusieron en peligro mi vida y la de mi familia. Eso me hizo tomar la decisión de salir de mi país a principios del año 2018 y, aunque suene trillado, no fue una decisión fácil, pero nuevamente me crecí ante las adversidades y lo hice”, explicó Antonio.
Su destino fue Cúcuta, Norte de Santander, en esta ciudad contó con el apoyo de conocidos y junto con su familia vivió durante siete meses que, según él, no fueron nada fáciles, pero que le enseñaron mucho.
“En medio de toda adversidad, allí estábamos con mi esposa y con nuestros hijos como familia, unidos, decididos a realizar un nuevo comienzo. Es cuando la Organización Acnur y el Secretariado Nacional De Pastoral Social / Cáritas Colombia, me brindan la ayuda legal para solicitar refugio en este hermoso país y con una ayuda económica decidimos irnos de Cúcuta y viajar hasta Bogotá, con miedos e incertidumbres, pero juntos en familia, sabiendo que, si ya habíamos superado tantas cosas anteriores, esta solo sería una batalla más, de la cual saldríamos airosos”, aseguró Antonio Alvarado.
Estando en Bogotá trabajaron algunos meses sin obtener los resultados que esperaban, hasta que un día conoció a una mujer que asistía a la parroquia de Ciudad Verde, la señora Mónica, como él la recuerda, quien lo inspiró a dar inicio a su gran proyecto.
“Con la convicción absoluta de que la base de todo era entonces y sigue siendo en la actualidad servir a otros, nace Veorcivecol, una organización civil orientada a brindar apoyo a venezolanos y colombianos retornados en todo el país. Mis primeros pasos fue darla a conocer a otras organizaciones ya establecidas, con amplia trayectoria que pudieran darme el impulso y su aval a mayor escala”, explica emocionado.
Gracias a esta organización Antonio y su familia han podido superarse y servir a desplazados, migrantes y refugiados, quienes acuden a su organización para buscar nuevas oportunidades.
Su trabajo, que inició en noviembre de 2019, le ha permitido recolectar los datos de aproximadamente 14 mil familias en condición de vulnerabilidad, a quienes ha podido ayudar, gracias al apoyo de otras fundaciones. Además de alimentos y kits de aseo, ha podido recolectar ropa y elementos básicos que ayudan a quienes más lo necesitan.
“Logré que plataformas como el Grupo de Acción Valencianista – GAV y Coalición por Venezuela, organizaciones de la talla de la Organización Internacional para las Migraciones – OIM, Danish Refugee Council – DRC y otras, tomaran en cuenta mi comunidad y con la base de datos que manejo, realizamos múltiples entregas junto a mi equipo de trabajo, algunas de alimentos, otras de artículos personales. No solo estas organizaciones me brindaron su apoyo, también la propia comunidad ha recurrido muchas veces a mí para hacer donaciones de alimentos, abrigos o artículos de primera necesidad, algo que no me sorprende, sino que por el contrario me llena de mucho orgullo, porque así somos los venezolanos, nos unimos ante las adversidades que se nos presentan”, explica orgulloso.
Su trabajo le permite servir y ayudar no solo a su gente, a sus hermanos venezolanos, sino a todo el que lo necesite. Asegura emocionado que a mediano plazo se ve viviendo en Colombia, que su mayor meta es lograr generar empleos para toda esta población que lo necesita.