Pensando la labor de la Iglesia desde la Amazonía: los retos del Sínodo Panamazónico
La Amazonía, conocida también como el pulmón del mundo, es una zona rica en fauna, flora y cultura, razón por la que la Iglesia Católica ha puesto la mirada en la protección de este territorio y de quienes lo habitan. “Nuestro sueño es el de una Amazonía que integre y promueva a todos sus habitantes para que puedan consolidar un ‘buen vivir’”, aseguró el Santo Padre en la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”.
Monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo, arzobispo de Florencia, compartió un espacio de reflexión en medio del encuentro “Evaluación del años 1 y planeación del años 2” del proyecto AGROCLIMA AMAZÓNICO, implementado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana con la coordinación de la Vicaria del Sur de la Arquidiócesis de Florencia, las pastorales sociales de la Diócesis Mocoa Sibundoy y del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano.
La reflexión se dio en torno al papel de la Iglesia en la Amazonía desde una mirada a las Laudato Sí y el documento conclusivo del Sínodo, lo que coincidió con la publicación de la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”, donde el Papa Francisco recoge el sentir de los obispos reunidos en el sínodo y da pistas en el camino que debemos iniciar como Iglesia amazónica.
“Podemos decir que este es un primer evento pos sinodal y pos exhortación apostólica, pues se ha suscitado en el mismo día en que sale al público la exhortación apostólica y de aquí se debe empezar a reflexionar las dinámicas que empezaremos a implementar cómo Iglesia amazónica”, aseguró Mons. Omar Mejía.
Dentro de su intervención las reflexiones más importantes giraron alrededor de la ecología como un nuevo rostro de la evangelización. Para Monseñor, esta nueva mirada de la Iglesia universal debe partir de sanar un mundo herido, y para esto es necesario hacernos unas preguntas personales: ¿Qué puedo hacer para sanar mi mundo herido?, que posibilita hacer una reflexión en orden comunitario ¿Qué podemos hacer para sanar un mundo herido? ¿Qué debo hacer para sanar la Amazonía?
Dicha conciencia ha tenido un gran avance con la Asamblea de los Obispos colombianos la semana pasada, ya que a través de sus reflexiones se ha podido concientizar de que “somos un país amazónico con varios pueblos que lo habitan. Somos un pueblo muy diverso, el 42% es amazónico, y esto es el 6% del conglomerado de países de la Amazonía. Somos un país variado, que debe tener conciencia de que a todos nos incumbe la Amazonía”.
La labor de la Iglesia entorno a la Amazonía ha partido de un ejercicio de escucha. Para el arzobispo “es necesario escuchar, el Papa hace una reflexión en la exhortación de su experiencia de escucha sobre la Amazonía. ¿Cómo encontrar voces desde fuera que nos diga algo al respecto de nuestro papel en el mundo de hoy?, esta escucha debe ser integral y universal como Cristo escucho a los de afuera y a su vez la escucha debe ir acompañada de un ejercicio de discernimiento”
Asimismo, es necesaria la sensibilización que nos lleve a tener conciencia para poder pasar a la formación y capacitación que posibilite la trasmisión del conocimiento y así actuar en favor de la protección de la Amazonía, por ejemplo, apoyando liderazgos que repliquen y contagien el espíritu de la Iglesia.
Al finalizar, Monseñor Omar de Jesús nos invita a “tener conciencia de ciudadanía amazónica, identidad amazónica y sobre todo del cuidado y el amor por la casa común (…) en la medida en que vivamos hoy con responsabilidad, construiremos un futuro mejor para las generaciones que vienen detrás de nosotros”.
Empezamos así desde Florencia, la puerta de oro de la Amazonía, el camino como Iglesia para soñarnos el territorio como lo sueña nuestro querido Papa Francisco:
“Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.
Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.
Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.
Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”: Papa Francisco, exhortación apostólica Querida Amazonía, No. 7.