La memoria es ADN de Identidad

4 May 2022


La memoria es ADN de Identidad


Escrito por el Padre Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas colombiana.


4/5/2022


En este Día Nacional de la Reconciliación, promovido por la Iglesia, la vida de la memoria de todas nuestras víctimas ocupa un lugar central. Hoy nos hemos dado a la tarea de preservar la memoria desde el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Lo hacemos con la convicción de que la vida y el testimonio de los Jóvenes de Soacha, víctimas de ejecuciones extrajudiciales y el grito de sus madres, esposas y hermanas, no es agua estancada, sino un torrente que lleva vida y riega esperanza de reparación y reconciliación.


Foro en conmemoración de la Memoria y la Solidaridad con las Victimas del Conflicto Armado. animado por Secretariado Nacional de Pastoral Social, MAFAPO, el fotógrafo documental Carlos Saavedra y Alejandro Bernal cineasta, en el marco del evento Cinema Parlante.

Estos jóvenes asesinados han sido para nosotros una voz primera, y una voz última. Primera, porque dieron vida y sentido a la búsqueda de la verdad en un país que clama por ella y última para que las ejecuciones extrajudiciales no se vuelvan a repetir.

Dando vida al encuentro con la verdad revelaron el Dios en el que creyeron: el Dios Padre dador de vida. Estos jóvenes se enfrentaron a las fuerzas de la muerte. Muerte negadora de identidad y memoria que, tanto Carlos Saavedra en su serie fotográfica, Madres Terra, sanación y reparación simbólica, y Alejandro Bernal con su documental fílmico, Amor Rebelde, nos han mostrado, como los responsables de la muerte necesitan esconder la memoria, negar la identidad para tener fuerzas y si es necesario matarlas, para no verse débiles. Las dadoras de vida, como estos artistas, quienes desde su genialidad en la producción de sentidos, saben que por las venas de la vida corre la sangre de la memoria con ADN de identidad, que nos ha ayudado a acercarnos al resplandor de la verdad, lo que nos hace profundamente libres.  

Lo que escuchamos el 26 y 27 de abril, en Ocaña, Norte Santander, durante las Audiencias de Reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), tiene que hacer eco en toda la Nación.

Fragmento de la exposición fotográfica Madres Terra, Tu semilla del fotógrafo Carlos Saavedra, De izquierda a derecha: Ana Páez, Madre de Eduardo. Idalí Garcerá Madre de Diego Alberto. Beatriz Méndez, Madre de Weimar y Tía de Edward. Rubiela Giraldo Madre de Diego

Los perpetradores de la muerte han quedado al descubierto, gracias al arte, a la cultura, al testimonio y a la fuerza que sigue teniendo la palabra escrita.  Hoy tendrán que enfrentarse a la memoria, porque la memoria y la identidad, nos vienen con la vida. Nuestros muchachos junto con sus madres son bandera, un escudo acorazado contra quienes han despreciado y herido a nuestras comunidades, pues la memoria tiene vida propia, con lengua propia, con fiestas propias, con comidas propias, con bailes propios y posee una identidad propia. Esta es la razón, por la cual los varones de la muerte siguen buscando imponer su “memoria tuerta”, para hacerse fuertes cuando en realidad son débiles.

Al hacer memoria de los jóvenes de Soacha nos abrimos camino entre las huellas de la identidad de nuestros barrios, nuestra propia historia y la historia del pueblo colombiano, ya que, en la memoria y la identidad hay miedos y máscaras, por lo tanto existen enmascaradores y aterrorizadores; hay miedos ancestrales y miedos nuevos. Pero la memoria se vuelve vida cuando el miedo a la oscuridad es eclipsado por la luz, cuando el miedo a la muerte se vuelve resurrección. Ante el miedo a desaparecer, provocado por las fuerzas oscuras de la muerte, en Colombia empezó una lucha, donde la memoria eclipsara nuestra amnesia. Vivimos intensamente la dicotomía entre el juicio a los responsables de crímenes de lesa humanidad y la reparación de quienes fueron ofendidos en su dignidad, entonces surge la pregunta de ¿Cómo hacer para que el nunca más a la muerte no sea el nunca más a la verdad? Esa es la gran tarea en la que todos debemos trabajar.

Tengamos presente que nuestro Dios es un Dios que hace memoria, que recuerda, y que invita a su pueblo a recordar. Todo pueblo debe hacer memoria para actualizar su pacto con Dios, estamos llamados a recordar incansablemente sus acciones maravillosas, para entender el poder de la memoria. Recordar es traer al presente, poner ante nuestros ojos sus efectos, es representar lo que ha ocurrido y nos ha impactado. Por ello, no silenciemos nuestro clamor al Dios que hace memoria y es dador de vida: “Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad” (Sal 25,6-7).

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