Egleimin Urbina y la fuerza del amor para continuar su camino
01/12/2020 Aferrarnos a lo que fuimos y vivimos no es más que un acto de valentía para encontrar motivación. No se trata de quedar estancados, sino hacer de los recuerdos aquello que nos da fuerza.
Egleimin Urbina, mujer venezolana de 20 años de edad, sabe de primera mano lo importante que ha sido retomar su pasado para construir un futuro mejor. Como lo ha demostrado desde que llegó a Colombia, todo lo que aprendió y experimentó en su país de origen se ha convertido el motor para caminar en un lugar donde tuvo que empezar de cero.
Nació al Noroeste de Venezuela en el Estado Falcón, un lugar que limita al norte con el mar Caribe y el golfo y al sur con los estados Zulia, Lara y Yaracuy, algo que hace que su brisa y puestas de sol sean difíciles de olvidar. Creció rodeada de familia, vecinos y amigos.
“Recuerdo que íbamos a la playa, nos divertíamos mucho. Me gustaba compartir tiempo con mi mamá y mis abuelos. Vivíamos muy bien” añade Egleimin. Además de esto, fue aquella tierra la que le dio su primer hijo, un regalo que aceptó con amor a pesar de sus miedos de ser mamá tan joven.
Con el paso del tiempo, y debido a que las circunstancias de su nación comenzaron a cambiar y complicarse, decidió emigrar dejando todo lo bueno atrás. Lo hizo no solo por su vida, sino por la que ahora dependía de ella.
Llegó a Cúcuta en abril de 2018 y resalta que a lo largo de este tiempo ha encontrado personas que le han tendido la mano y le han ayudado a construir un hogar a pesar de los obstáculos. “Lo más difícil que he vivido es que no he visto a mi familia desde que salí del país. Sin embargo, ellos son la razón que me motiva a seguir adelante” dice Egleimin.
Asimismo, luego de tocar diferentes puertas se encontró con el proyecto Asistencia alimentaria humanitaria para migrantes venezolanos y colombianos en condición de vulnerabilidad. Comenzó el proceso con el equipo del Secretariado Nacional de Pastoral Social y el Banco de Alimentos de la Diócesis de Cúcuta desde el pasado 13 de noviembre de 2020, y hoy se considera beneficiaria de este proyecto que ha sido de inmensa ayuda para ella y sus hijos.
“Esto ha sido algo que me ha ayudado muchísimo. Ahora en mi casa tenemos alimento y hemos podido surgir. También, gracias a Dios, me ha ayudado a ahorrar para otros gastos que tengo. Agradezco mucho este apoyo que me han brindado y que Dios los bendiga a todos” dice Egleimin.
Hoy sabe que su camino debe continuar y aspira a que sus pequeños crezcan con mejores posibilidades. También reconoce que el trabajo duro, el amor por lo que ha conseguido y todo lo que guarda en su corazón son el secreto para encontrar oportunidades que le sigan aportando para alcanzar sus propósitos.
“Le agradezco mucho a Caritas Polonia, a tiendas Ara, a Jerónimo Martins, al Secretariado Nacional de Pastoral Social y al Banco Diocesano de Alimentos, pues es por ellos que he podido recibir esta gran ayuda”, termina Egleimin.