Diócesis de Montelíbano: fortalecer la fe y practicar la caridad en tiempos de crisis
La Diócesis de Montelíbano trabaja por una evangelización integral, desde donde se desarrolla un acompañamiento espiritual para fortalecer la fe desde la realidad en que viven y la práctica de la caridad, expresada no solo en ayudar materialmente, sino en compartir el dolor, la tristeza y el sufrimiento de la comunidad, donde la Iglesia es una voz defensora y conciliadora ante los derechos de la población más vulnerable por razones de violencia o pobreza. Así, se acompaña a las comunidades afectadas por el conflicto armado, se busca organizarlas y formarlas, brindando un apoyo psicológico con el fin de defender los derechos humanos en el sur de Córdoba.
Cada parroquia de la Diócesis realiza acciones para ayudar en medio de la crisis: recolectan ayudas, acercándose a los entes territoriales de cada municipio, entregan kits de alimentos y aseo a las familias más vulnerables del estrato uno y dos, además de atender a la población indígena de la región no solo con alimentos y elementos sanitarios sino con acompañamiento psicosocial a través de llamadas telefónicas y plataformas como Facebook o Zoom. Esta última acción gracias al proyecto “A por paz”.
Con los jóvenes también se trabaja con distintas plataformas y subsidios de formación para fortalecer su liderazgo: “de lo poquito que tenemos en las parroquias y en los proyectos, estamos incidiendo, estamos trabajando en esta contingencia en nuestro territorio, las parroquias están allá, cerca de las comunidades, acompañándolas y en articulación con el ente territorial están repartiendo unos mercados”, asegura el Padre Carlos Alberto Pérez.
La Diócesis es consciente del impacto social y económico que ha generado la pandemia, saben que los primeros responsables para ayudar a la comunidad son el Gobierno y las respectivas autoridades locales, pero la gente que necesita ayuda en esta coyuntura es demasiada para ser atendida toda y a tiempo, es por ello que se está haciendo un esfuerzo por dar un acompañamiento tanto en el casco rural, como en la zona urbana: “no buscamos protagonismo sino que la iglesia, como Cristo Jesús nos ha enseñado que no vino a ser servido sino a servir, sirva”, afirma el Padre Carlos Pérez.
Al iniciar las acciones de ayuda en medio de la crisis sanitaria, fueron las Alcaldías de los distintos municipios quienes buscaron articularse con la Diócesis, dada la cercanía y credibilidad de la Iglesia con la comunidad, conocen su realidad y sus dificultades, los líderes y las lideresas de los barrios y veredas, todo esto ha desembocado en, como decía Benedicto XVI, una caridad organizada.
Antes las circunstancias: no poder abrir los templos, ni desplazarse a las comunidades, la Diócesis de Montelíbano también ha migrado progresivamente a los medios de comunicación y plataformas digitales para mantener viva la fe y alimentar espiritualmente al pueblo de Dios celebrando la Eucaristía, enviándoles un mensaje de esperanza. En las parroquias donde la conexión a internet funciona bien, se está utilizando al máximo este recurso: “hay que alimentar, hay que acompañar espiritualmente la comunidad en estos momentos de pandemia, de contingencia, donde esto puede llevar y tener un impacto negativo por el encierro, pero la palara de Dios fortalece e ilumina para sacar a la comunidad de esa desesperación, de esa preocupación, de ese miedo.”
El Padre anima a todos los colombianos a acercarse a Jesús en medio de la dificultad y acatar las medidas del Gobierno como un acto de bondad: “en medio de esta pandemia, pongamos, abramos nuestros oídos a esa palabra divina que se proclama a través de la Iglesia, la palabra de Jesús, que Jesús resucitado nos acompaña, Jesús resucitado está vivo. Si leemos la historia también se han vivido momentos de pandemias, de virus, nosotros hoy estamos viviendo esa realidad. También se presentará en el futuro, pero en estos momentos confiemos en el Señor, pongamos todo de nuestra parte, acojamos las indicaciones que nos dirige el gobierno. Yo creo que, cuidándonos, cuidamos a los demás, podemos evitar muchas muertes. Pon de tu parte, ánimo, el Señor no nos ha abandonado. Quizás nos hemos olvidado de Él, quizás hemos vivido a espaldas de Él, quizás no escuchamos su palabra, este momento es la oportunidad para abrirle el corazón a Dios, dejarlo que Él actúe en nuestra vida. No te sientas solo, Dios está contigo, podemos con una fe y una esperanza fortalecida, vencer y pasar este trago amargo que estamos viviendo”.