Cáritas América Latina y el Caribe: “El drama invisible de los refugiados”

22 Jun 2020

Cáritas América Latina y el Caribe: “El drama invisible de los refugiados”

El 20 de junio se conmemoró el Día Mundial del Refugiado, un día en el que se pone atención a la situación humanitaria de miles de personas en el mundo que han tenido que dejar sus hogares, familias, países y bienes por circunstancias que ponen en riesgo su vida, derechos e integridad.

En el marco de esta conmemoración se llevó a cabo el conversatorio virtual “El drama invisible de los refugiados”, organizado por Cáritas América Latina y del Caribe, en el que participó Monseñor José Luis Azuaje, presidente de Cáritas América Latina y el Caribe; Padre Francisco Hernández, coordinador regional Cáritas América Latina y el Caribe; Thamirys Mendes, abogada Cáritas brasilera; Maribel Jaen, directora Cáritas Panamá; Diego Carámbula, coordinador regional América del Sur migrantes y refugiados (Vaticano) y el Padre Enán Humánez, subdirector Cáritas Colombia, quien fue el facilitador del encuentro.

Asimismo, el encuentro contó con la participación de más de 140 personas de toda América Latina y Europa, en países como El Salvador, México, Costa Rica, España, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Chile y fue transmitido por la página de Facebook de Cáritas América Latina y el Caribe, la Conferencia Episcopal de Colombia y Cáritas Colombia.

Durante el conversatorio las reflexiones giraron en torno a los avances en derechos de las personas en condición de refugiadas en América Latina y el Caribe, además de una profunda preocupación manifestada por ponentes y participantes sobre la agudización de la crisis humanitaria de estas personas en tiempos de Covid 19.

Sobre ello, Mons. José Luis Azuaje señaló la situación de las personas refugiadas este tiempo de tanta complejidad, quienes vienen de una experiencia supremamente difícil, donde por situaciones de violencia e injusticia en sus países han tenido que salir a buscar nuevas esperanzas en otros lugares.  “Además del sufrimiento por la exclusión, las personas refugiadas se exponen al contagio masivo del Covid – 19, lo que acarrea un atentado permanente a su salud y a sus sueños”, asegura.

Monseñor también recordó el mensaje del Papa Francisco, quien invita a visualizar los rostros de las personas refugiadas con sus historias. “Hay que conocer para comprender, hacerse prójimo para servir, reconciliarse para poder escuchar, crecer para compartir, involucrar para promover, colaborar para construir”, en sus palabras esto implica pasar de una actitud estadística a una actitud humana, pasar de números a historias concretas. Así mismo, dio un agradecimiento especial a quienes sirven y a poyan a los refugiados en momentos tan difíciles.

Una mujer colombiana refugiada en Ecuador relató su experiencia al salir de su país y cómo fue el proceso de refugio, donde la guerra la obligó a dejar su tierra, su familia y empezar desde cero. Para la refugiada, en medio de esta dura situación, se requiere y agradece profundamente la ayuda, que particularmente ella recibió de Cáritas Ecuador en diferentes aspectos humanitarios, jurídicos y de integración, con los que comenzó una nueva vida.

Thamirys Mendes, abogada de Cáritas Brasil, compartió sobre el reconocimiento de los refugiados en Brasil, los obstáculos y dificultades para lograrlo y el trabajo de Cáritas. Sobre el reconocimiento, Mendes señaló que han sido reconocidos 37.000 refugiados venezolanos en Brasil, una cifra pequeña en comparación con sus países vecinos y donde todavía hay dificultades en el proceso, especialmente ahora con el nuevo sistema de solicitud de asilo del gobierno brasileño, el cual antes era un formato de 20 páginas, pero ahora es por internet, lo que aunque es un avance tecnológico, también genera limitaciones a las personas en condición de refugio, especialmente en temas de acceso:  ¿cuántas personas en esta condición cuentan con un correo electrónico o acceso a internet?, indicó. En su concepto este es uno de los obstáculos a superar para lograr un proceso donde el gobierno tarda de dos a cinco años para dar respuesta a una solicitud de este tipo.

Por otra parte, Thamyris compartió la experiencia del proyecto PANAS de Cáritas Brasilera, quien en  colaboración con Cáritas Suiza, ha realizado acciones para la promoción de condiciones de vida decentes para los migrantes y refugiados venezolanos en siete ciudades a lo largo de todo el territorio brasilero, a través de casas de acogida que son alquiladas para ser compartidas por núcleos de familias beneficiarias del programa y “Casas de derechos”, donde se desarrolla asistencia a toda la población migrante, atendiendo principalmente las necesidades de regularización legal-migratoria, y gestiones de trabajo. Dichas casas se encuentran ubicadas en puntos estratégicos de fácil acceso para esta esta población.

Desde Panamá, Maribel Jaen resaltó que es este tiempo de crisis humanitaria es muy importante para reflexionar sobre el fenómeno del desplazamiento, en la situación de los refugiados es necesaria una mirada multidimensional en clave a los DDHH. Opinó específicamente de la situación de Panamá, un país con extrema pobreza indígena y rural, que hace parte de un continente donde la desigualdad es una de las principales causas de migración. Actualmente son 2.557 los refugiados reconocidos en Panamá, provenientes de países como Colombia, El Salvador y Nicaragua, más 20.000 son las solicitudes que aún se encuentran en proceso.

Maribel asegura que, si bien su país ha avanzado en temas género y derechos de la niñez, en materia de los derechos laborales, el Estado panameño tiene una deuda con los derechos humanos especialmente en el caso de los refugiados, situación que muchas veces termina en casos de trata y tráfico de personas. Frente a la actual crisis sanitaria en el mundo, afirma que son las poblaciones más vulnerables quienes se han visto afectadas de manera desproporcional, aquellas personas con solicitudes de refugio y sin papales, no cuentan con acceso al sistema de salud, además de no poder movilizarse. Es por ello que se ha desarrollado un esfuerzo conjunto con entidades gubernamentales, organismos de Naciones Unidas, Cooperación Internacional, OSC y la Iglesia para brindar especial apoyo a esta población durante esta coyuntura.

Antes de la lectura del comunicado general, Diego Carámbula desde el Vaticano, planteó cómo la pandemia ha agravado una situación que ya era grave con el tema de los refugiados y personas en movilidad en general, en especial el tema de las burocracias, de cómo tiempos específicos, demoras y papeles hacen que muy pocas solicitudes de asilo o refugio lleguen a un final con éxito. A pesar de ello, destacó los hitos de la sección migrantes, como lo son el involucramiento en lo que fueron los pactos globales de 2018 y durante 2019 el desarrollo de un documento con orientaciones pastorales sobre los temas de trata de personas, explotación laboral y tráfico de órganos. Para Carámbula los pilares de cualquier acción en el marco de migrantes y refugiados debe darse a partir de los cuatro verbos que el Papa Francisco ha puesto como guía en este tema: acoger, promover, integrar y proteger.

Para cerrar el evento, el Padre Francisco Hernández presentó el comunicado con ocasión del foro y el día del refugiado por parte del Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC), en el que se expresa la profunda preocupación por la actual situación de la población migrante, forzada a salir de sus hogares y en muchos casos discriminados. Además, expuso los retos de organizaciones dedicadas a ayudar a los más necesitados, pero que cuentan con recursos limitados, un llamado a la solidaridad, acogerlos e integrarlos con generosidad, tal como Jesús lo haría.

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