‘Ritual de reconciliación’, una escultura colombiana en los jardines del Vaticano
José Augusto Rivera, un artista colombiano comprometido con la paz, hace un llamado al reencuentro, la resiliencia y al perdón a través de sus obras. En este momento prepara su escultura “Ritual de reconciliación”, la cual será ubicada en uno de los jardines del Vaticano.
Rivera creció en Berbeo, Tolima, un municipio que hace décadas era el destino de quienes migraban a causa del conflicto armado. “Allí tuve la fortuna de nacer, ese pueblo y región me dieron a mí unos aportes invaluables para lo que sería mi carrera como artista. Yo crecí oyendo a los abuelos contar historias de Antioquia y Medellín, al punto que, para mí, Medellín era la capital del mundo. Esto me permitió dejar volar la imaginación”, aseguró José Augusto Rivera para el canal televisivo Telemedellín.
Desde niño su madre le inculcó el amor por el arte. Acuarelas, papeles y pinceles eran los regalos que Rivera recibía y con los que empezó a forjar su carrera sin siquiera saberlo. Pero fueron las dificultades de su vida, el entorno y el país lo que hicieron al artista de hoy en día.
“Mi padre tenía un almacén y era el representante de los medios de comunicación allí, en las horas del mediodía yo era el encargado de recibir los periódicos y revistas en la estación del cable para llevarlos y venderlos, entonces me tocaba leerlos para saber qué decían. Así conocí todo lo que pasaba en la década de los 50, lo que se vivía en los campos… Me enteré de cosas terribles siendo apenas un niño”, comentó.
Su pueblo también ha sido víctima del conflicto armado y a él, infortunadamente, le tocó ver escenas tan fuertes como asesinatos y cuerpos desmembrados. Fue esto lo que hizo que tomara la determinación de trabajar por la paz y la trasformación social a través de su arte.
‘Ritual de reconciliación’ es una obra que empieza a gestarse hace 5 o 4 años atrás, cuando aún el Gobierno Nacional y el grupo exguerrillero FARC-EP se encontraban en diálogos en la Habana para lograr la firma del Acuerdo de Paz. Según José Rivera, “supe que debía hacer una escultura que representara ese momento y así resultó. Es la representación de unos seres humanos que se reúnen después de la tragedia para reconfortarse, renovar sus vínculos, proyectar la vida, revivir las historias, consolidar los principios y continuar una vida tranquila y pacífica”.
Esta hermosa y pequeña escultura de 17 cm fue conocida por los líderes de la región de Urabá mientras se llevaba a cabo un evento en donde desmovilizados de las FARC-EP pedirían perdón a las víctimas de la masacre que se dio en La Chinita. Fue en este espacio donde el entonces Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, maravillado con la obra le pidió al artista llevarla a Bogotá para buscarle otros destinos.
Así fue como desde el Senado de la República se aprobó entregar esta obra al Santo Padre como un reconocimiento a su compromiso con el proceso de paz. La escultura reposa hoy en una de las oficinas del Vaticano, razón por la que José Rivera propuso hacerla monumental para los jardines de la sede principal de la Iglesia Católica. Por medio de un oficio, el Papa Francisco expresó su gratitud y la importancia de esta obra, mencionando también en qué lugar se ubicaría el nuevo monumento.
Desde entonces la obra ha evolucionado con el paso de los años, pero su mensaje sigue siendo el del reencuentro y la reconciliación. Ahora, en un tamaño más grande, se pueden observar más detalles de las personas que conforma esta obra.
Para el escultor, “cada uno de los personajes tiene una relación estrecha con quienes lo circundan, por ejemplo, hay una cabeza de un bebé que se está inclinando hacia la cabeza del padre que también se está inclinando, ahí hay una expresión de afecto. También hay una adolescente y ella se abraza con los adultos, pero se empina porque ella quiere ser grande para, en plenitud, participar de lo que se está realizando. La relación del perrito con el resto del grupo es muy importante, no es solo lo que el perrito está haciendo sino lo que debemos entender que está sucediendo con la naturaleza. Hay un elemento nuevo y es que yo concebí que esta escultura no tuviera distinción de raza, condición social o política, en esta escultura incluí a una mujer afro y hacer enviar también un mensaje de no discriminación”.