Obispo de Barranca hizo llamado para que desastres ecológicos no se repitan
Bogotá, abril 2 de 2018. Tras la tragedia ambiental por el derrame de petróleo, ocurrida en la vereda La Lizama ubicada en la ciudad de Barrancabermeja, el obispo de esta ciudad, monseñor Camilo Castrellón Pizano, emitió una carta en la que expresa la tristeza por la magnitud de este desastre.
“El estallido de este pozo de petróleo no es un simple pozo que expulsó petróleo, gas, barro y que con la intervención para limpiar la naturaleza, quedará mucho mejor que antes. ¡NO! Se trata de una tragedia ambiental de proporciones desastrosas y muy difíciles de cuantificar”, afirmó el obispo.
En su mensaje, evocó algunas palabras del Papa Francisco en su Encíclica “Alabado sea mi Señor”, sobre el cuidado de la casa común, “El principio máximo de la ganancia, que tiende a aislarse de toda otra consideración, es una distorsión conceptual de la economía: si aumenta la producción, interesa poco que se produzca a costa de los recursos futuros o de la salud del medio ambiente”
Pidió a los responsables de este desastre tomar las medidas necesarias para que se evite este tipo de desastres y que la burocracia e intereses particulares no destruyan los derechos de las víctimas y la protección del medio ambiente.
Descargar carta obispo de Barrancabermeja
La pastoral Social de esta Jurisdicción y miembros del programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, se reuniarán en los próximos días para analizar la situación actual de este desastre y así atender la situación que afronta la población de esta zona del país.
Cabe recordar que la tragedia inició el pasado 12 de marzo, cuando se evidenció por primera vez la presencia de petróleo en la vereda La Lisama, en el corregimiento de La Fortuna, esta se ubica en la ciudad de Barrancabermeja
De acuerdo con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, con el vertimiento de al menos 550 barriles de petróleo, se contaminaron 49 cuerpos de agua y hasta 25 kilómetros del Río Sogamoso. Murieron alrededor de 2.460 animales y número de personas han visto su salud afectada.
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia