Europana: asistencia y protección a migrantes y colombianos vulnerables
25/09/2020 Europana es un proyecto que trabaja para asistir y proteger a personas venezolanas, colombianas y migrantes de países vecinos como Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú, buscando, buscando garantizar una migración segura e informada, cerrando las brechas críticas de la asistencia humanitaria y motivando la integración de los ciudadanos venezolanos vulnerables con comunidades de acogida.
El proyecto, Financiado por Cáritas Alemania y ECHO, comenzó en septiembre de 2019 con las jurisdicciones eclesiásticas de Montería y Apartadó en los municipios de Montería, Apartadó, Turbo y Carepa y se desarrollará hasta abril de 2021. Beneficiando, como hasta el momento ha sido, poblaciones migrantes con vocación de permanencia, población de acogida, colombianos retornados, refugiados y solicitantes de asilo, de manera especial atendiendo mujeres, niños, niñas, adolescentes, comunidades indígenas y de ascendencia afro, discapacitados y personas mayores.
Dentro de las actividades que se han realizado a través del proyecto están acciones como la entrega de paquetes alimentarios, kits de cocina, higiene, hogar y prevención del Covid-19; subsidios de arriendo; entrega de insumos y capacitaciones en cría de pequeñas especies y huertas comunitarias; asesoría nutricionales y también planes de autoprotección; coordinación y articulación con entidades locales y organizaciones humanitarias; acompañamiento jurídico; seguimiento psicosocial; campañas de prevención de la xenofobia;.
Para Sandy Paola Salgado Castillo, especialista del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana – SNPS/CC, dentro de los logros obtenidos en el desarrollo del proyecto se destacan los procesos de integración entre comunidades de acogida y población migrante, prevención de la discriminación, acompañamiento en la regulación del estatus migratorio, asesoría psicosocial en manejo de emociones y valores de crianza, apoyo a familias para la generación de ingresos a través de la entrega de insumos para la cría de especies menores y huertas comunitarias, articulación local para atención a la población migrante en su acceso a ofertas institucionales y disminución de condiciones de vulnerabilidad.
“Las personas migrantes se han desarraigado de sus costumbres, culturas, familias y han dejado todo lo construido para iniciar una nueva vida en un lugar diferente. La doctrina social de la iglesia está enfocada en la búsqueda de una construcción de una sociedad justa y fraterna, que se adapte a las problemáticas sociales, políticas y culturales, buscando dignificar a las personas sin discriminarlas por su situación”, añadió Sandy Paola Salgado Castillo.
En línea con lo anterior, este proyecto se inspira en que la población migrante se enfrenta a situaciones muy difíciles en su día a día por la falta de acceso a servicios de salud y educación debido a su estatus migratorio irregular, las grandes falencias de las instituciones locales al momento de brindar asistencia humanitaria y las zonas de alto riesgo (por deslizamientos e inundaciones y riesgos sociales tales como agresiones, reclutamiento y grupos armados) en las que estas personas se encuentran localizadas.
“Acoger… este es un verbo que debe estar enfocado a dignificar a las personas migrantes, empezando por brindarles la posibilidad de tener un estatus migratorio. El principal reto del país es la búsqueda de la regularización de los migrantes en el territorio nacional, con el fin de que puedan contar con los mismos derechos que los colombianos y así mejorar sus condiciones de vida”, señaló la especialista.
Si bien la iglesia católica tiene una gran aceptación en los territorios, las falencias institucionales en la atención a los migrantes se han convertido en un reto para acogerlos, porque sin el acceso a satisfacer sus condiciones mínimas y la promoción de sus derechos, el proceso de recuperación y estabilización seguirá complejizando el objetivo de disminuir sus vulnerabilidades.
De esta manera, aunque el proyecto ha tenido gran aceptación a nivel social, se debe seguir trabajando por acompañar las familias migrantes en su camino de movilización y adaptación a un nuevo comienzo, así como inculcar en ellos el sentido de ser autogestores de sus proyectos de vida.