El SNPS-CC comprometido con la protección y asistencia humanitaria en el departamento del Chocó
30/Julio/2020
El Secretariado Nacional de la Pastoral Social-Cáritas Colombiana (SNPS-CC) le sigue apostando a una Colombia justa y en paz. Gracias al trabajo financiado por la Cancillería Alemana y a través de su socio aliado Cáritas Alemana, se ha desarrollado el proyecto, “Protección y asistencia humanitaria para las comunidades afectadas por el conflicto y la violencia armada en el departamento del Chocó”.
Este proyecto que se ha implementado desde el año 2018 en el Bajo Atrato chocoano y tiene como objetivo el mejoramiento de la autoprotección y la resiliencia de esta comunidad frente a nuevos desplazamientos, específicamente en los municipios de Riosucio y Carmen del Darién.
Esta iniciativa tiene articulación con la oficina de gestión del riesgo, la MAPP-OEA, la Unidad de Víctimas y la Defensoría del Pueblo de los dos municipios. La implementación es realizada por el SNPS-CC a través de la Diócesis de Apartadó con un equipo de 11 promotores a nivel local, un especialista nacional y una asistente administrativa. Los beneficiarios son 8 comunidades de Riosucio de las Cuencas de Cacarica, Salaquí, y Truando; y 6 comunidades de Carmen del Darién en las cuencas de Domingodo y Tumaradó, así como también la población de los cascos urbanos de los municipios de intervención
Para cumplir con la finalidad del proyecto se desarrollan varias acciones: acompañamiento y fortalecimiento a las organizaciones de base indígenas y afrocolombianas beneficiadas a nivel de Consejos Comunitarios, cabildos y guardia indígena; asesoramiento jurídico y acompañamiento psicosocial a nivel individual, familiar y comunitario; actividades para el fortalecimiento de medidas y redes de autoprotección para niños, niñas, adolescentes y jóvenes en riesgo de ser víctimas del reclutamiento forzado
Con relación al acompañamiento y fortalecimiento de las organizaciones, se realiza a través de un apoyo en la actualización de sus reglamentos internos y del censo de la población, lo que ha traído un avance e implementación de los planes de autocuidado en organizaciones de base (indígenas y afrocolombianas) y de las comunidades que pertenecen a esas organizaciones. Igualmente, se realiza capacitaciones a las comunidades beneficiarias en el ámbito de la incidencia y cooperación con instituciones estatales.
Sobre el asesoramiento jurídico y acompañamiento psicosocial a nivel individual, familiar y comunitario, se busca brindarles las herramientas para reclamar sus derechos como víctimas y organizaciones. En ese mismo sentido se tiene estipulado un fondo de emergencia destinado a medidas de protección para personas en riesgo por su rol social: líderes comunitarios, defensores de DDHH y líderes de restitución de tierras, el cual es activado cuando algún líder comunitario se encuentra en estado de vulnerabilidad y peligro inminente a su integridad física y la de su familia.
Por último, se realizan actividades para el fortalecimiento de medidas y redes de autoprotección para niños, niñas, adolescentes y jóvenes en riesgo de ser víctimas del reclutamiento forzado, en este proceso se involucran estudiantes, familias, comunidades y profesores de centros educativos. De la mano de esto y en materia de seguridad alimentaria, el proyecto realiza la distribución de medios de vida, como insumos para huertas o cultivos de “pancoger”, orientación técnica para construcción de galpones y manejo especies menores para la reconstrucción de sus medios de vida que les permiten mejorar su seguridad alimentaria en contexto volátiles del conflicto armado. El apoyo también se ha dado por medio de paquetes de alimentos o váuchers para la compra de alimentos, en especial para familias actualmente afectadas por desplazamiento forzado interno.
En medio de la crisis sanitaria provocada por Covid-19, el proyecto ha tenido que replantear su estrategia de intervención en razón del aislamiento preventivo obligatorio y la limitación de movilidad y acceso a las comunidades, por tal motivo, algunas acciones se han venido realizando vía telefónica entre el equipo local y líderes comunitarios, facilitando el intercambio de información y la identificación de necesidades para su atención y cubrimiento a través de elementos o insumos que se pueden adquirir desde los cascos urbanos y remitirlos a las comunidades.
Sin embargo, esto no ha sido impedimento para seguir ejecutando acciones que ayuden a mitigar los efectos de la crisis en esta población. Las entregas de paquetes alimentarios y medios de vida se vienen realizando desde las cabeceras municipales a un grupo de líderes, los cuales a través de transporte fluvial canalizan las ayudas para su posterior entrega en las comunidades. Entre el mes de mayo y junio del presente año, se han beneficiado con la entrega de paquetes alimentarios 185 familias que corresponden 695 personas de los cuales 306 fueron hombres, 389 mujeres y 134 niños, niñas, jóvenes y adolescentes.
En lo que concierne a medios de vida, en los dos municipios se beneficiaron 1.188 familias, correspondientes a 4.542 personas de las cuales 1.722 son hombres, 2.820 mujeres y 1.008 niños, niñas, jóvenes y adolescentes. Estas entregas se traducen entrega de especies menores, semillas para cosecha e insumos agroecológicos para la adecuación y mantenimiento de infraestructura de estas especies y cultivos. Estas acciones han permitido cubrir necesidades alimentarias de las comunidades beneficiarias en el marco del aislamiento obligatorio por la propagación del Covid-19. En este mismo sentido se han desarrollado actividades para la utilización del tiempo libre con niñas, niños, jóvenes y adolescentes de las comunidades indígenas de Shokerre y Juinphubuur, con el apoyo de la coordinación de mujeres de la comunidad emberá Senu.
William Ferney Gallo Numpaque, especialista a cargo del proyecto, afirma que la percepción de la población ha sido positiva, pues se sienten identificados con el objetivo del proyecto, lo que ha permitido que asuman un rol proactivo, propositivo y de liderazgo frentes sus propias problemáticas y necesidades, “lo han percibido como un aliciente debido a las afectaciones que ha sufrido la población víctima en razón del conflicto, la presencia de pastoral ha significado un referente importante como garante de derechos, de acompañamiento, pero también de cumplimiento frente a lo concertado con las comunidades y sus necesidades, superando sus expectativas y de quienes se benefician de las acciones implementadas.”
La implementación de este proyecto ha traído consigo retos significativos como realizar operaciones humanitarias en un contexto volátil a nivel de conflicto y con presencia diversa de actores armados, así como con amenazas y riesgos de seguridad presentes, condiciones geográficas adversas por las distancias a recorrer y las limitaciones de movilidad tanto fluviales como terrestres, ausencia de la institucionalidad y respuesta poco efectiva en algunos casos, replanteando nuevas maneras de intervenir y de ajustar actividades periódicamente.
No obstante, es de gran importancia seguir buscando los medios para apoyar a estar comunidades por medio de diversas acciones en tanto que el objetivo más allá de entregar ayuda humanitaria, es aportar al fortalecimiento del tejido social, el mejoramiento de capacidades comunitarias y de construcción de puentes de reconciliación de cara a una cultura de paz y reconciliación.
La intervención social que se realiza en territorios como Chocó implica no solamente la atención a los más vulnerables, sino de transformar relaciones, promoviendo la cohesión comunitaria y su empoderamiento, aportar al cuidado de la creación y e influir en generar una identidad social y cultural que trabaje por el respeto ante las diferencias, los derechos de los demás, el fomento de una cultura del encuentro, así como la dignificación de la condición humana en un contexto multicultural y pluriétnico, el cual ha sido afectado históricamente por las condiciones propias del conflicto.