Diócesis de Sincelejo: Diaconía de la paz en el territorio
La Diócesis de Sincelejo, a través de la Pastoral social –Diaconía de la Paz–, desarrolla acciones con las que se acompañan a las distintas comunidades, llegando con los Comités Parroquiales de Pastoral Social de todas las parroquias. Durante el último tiempo vienen desarrollando acciones para: fortalecimiento de capacidades organizativas de los organismos civiles sociales, tales como acciones comunales y familias asociadas; apoyo a los patios productivos y la comercialización de productos; asistencia alimentaria; acompañamiento psicosocial a las víctimas del conflicto y ayudas humanitarias a migrantes venezolanos.
Esta ayuda es posible gracias a proyectos sociales que cuentan con ayuda de la cooperación internacional como Misereor, Populorum Progressio y en el resto del territorio nacional, articulan sus acciones con el Secretariado Nacional de Pastoral Social.
Frente a la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, a través de la Diaconía de la Paz se ha realizado una gestión con la Oficina de DDHH de la Gobernación que busca suplir las necesidades de las personas que se encuentran en gran necesidad y requieren específicamente alimento. Simultáneamente, en conjunto con el SNPS se hizo el relacionamiento de 1.900 familias de diversas parroquias del departamento para que puedan recibir ayuda a través de la oficina de Gestión del Riesgo.
Además, se ha buscado no descuidar la población migrante venezolana que está teniendo que asumir la crisis desde otra perspectiva, por ello a través de Monseñor Héctor Fabio Henao se hizo el enlace con el programa Fronteras del Gobierno Nacional, con el objetivo de coordinar una ayuda humanitaria y que sea la Pastoral Social el organismo garante para que estas lleguen realmente a las familias más vulnerables. El proceso continúa y se espera que finalice con éxito.
En la Catedral de San Francisco de Asís de Sincelejo desde hace tres años el párroco Ismael Acosta, desarrolla la iniciativa “Comedor solidario San Francisco de Asís”. Allí, de la mano con la Pastoral Social y la comunidad Emaús Catedral Sincelejo, se pone en práctica la obra misericordiosa de darle de comer al hambriento de la calle, comenzaron con 5 servidoras y 30 habitantes de calle, hoy en día han llegado a contar con 60 servidoras y 110 habitantes de calle a quienes se les brinda un alimento digno.
“A raíz de la epidemia que estamos viviendo nuestras dinámicas cambiaron, pero seguimos trabajado los sábados en alianza con clubes de la Policía Nacional, alcaldía y particulares, llevando 120 almuerzos los sábados a diferentes lugares de Sincelejo”, asegura Elkin Alvis Castilla, director ejecutivo de la Pastoral Social – Diaconía de la paz. Cada una de las acciones son ejecutadas con el propósito de acercarse a la población, acompañarlos en sus proyectos de vida y que sean unos mejores seres humanos que buscan la paz, el amor y la realización de sus sueños en su realidad. Mostrar el rostro amoroso y misericordioso de Dios a todas las comunidades donde los reciban, indistintamente del credo que profesen.
Las ayudas humanitarias en el marco de la Pandemia se han hecho con los beneficiarios de los proyectos que vienen desarrollado y en algunas parroquias que hicieron llegar la información de familias en condición de vulnerabilidad. Esto ha sido posible gracias a la participación de agentes de la Pastoral Social de la Diócesis de Sincelejo, algunos voluntarios, párrocos, la catedral de San Francisco de Asís de Sincelejo, la Policía Nacional, el grupo Emaús, la Gobernación de Sucre, la Alcaldía de Sincelejo, una organización de venezolanos en Sincelejo y la oficina de la Gestión del Riesgo, entre otros.
El acompañamiento espiritual se ha transformado en llamadas y el envío constante de videos donde se ratifica el respaldo a la población en este difícil momento con mensajes de ánimo y esperanza. El llamado desde la Diócesis de Sincelejo es: “Dios nos ha dado una nueva oportunidad para reinventarnos en los aspectos vitales de todo ser humano: lo espiritual, lo laboral y lo comunitario. Leamos a la luz de la fe toda esta crisis mundial que estamos viviendo. Para que todos salgamos a reencontrarnos y dispuestos a asumir el reto del cambio”.