Diócesis de Engativá, una red de apoyo
Desde el Campo de Servicio, la Diócesis de Engativá siempre ha procurado atender las necesidades de la población remitida desde las parroquias, pues son los sacerdotes con los Comités de Pastoral Social – Coppas y animadores de pequeñas comunidades quienes conocen en profundidad la realidad social de su comunidad, es por ello que, la Diócesis ha gestionado redes de apoyo institucional para ayudar a la población en este tiempo de crisis.
Mucho antes de la pandemia, esta jurisdicción eclesiástica cuenta con proyectos sociales a favor de los más necesitados e, inclusive, promoviendo la educación superior con: “A Pulso” y “JUPAC”, programas educativos conformado por jóvenes de estratos bajos y en condiciones de vulnerabilidad socio-económica, para apoyarles económicamente y que así puedan continuar sus estudios superiores.
Desde que el país fue afectado por la pandemia del Covid-19, la Diócesis de Engativá ha intensificado sus esfuerzos por brindarle ayuda a los más desfavorecidos. “Se ha intensificado la búsqueda de alianzas estratégicas con universidades, centros de atención al migrante y con el Banco de Alimentos de Bogotá, ya que entendemos que la necesidad más urgente de la población es la adquisición de alimentos y apoyo en el pago de arriendos, para evitar ser desalojados”, aseguró el padre Ricardo Prieto Martínez, director de Campo de Servicio a las Personas y a la Sociedad.
Al inicio de la cuarentena se crearon acciones puntuales para ayudar a la población que podría verse más afectada, ya sea por no contar con ingresos fijos o por las condiciones sociales en las que se encuentran. Por esto, la Diócesis inició elaborando una base de datos de las personas que podrían beneficiarse de las ayudas socio-económicas para contactarlas y estudiar a fondo su situación por medio del diligenciamiento de una encuesta rápida.
Luego, se dividen conforme las necesidades mencionadas: alimentos, salud, económico, educación y empleo, con el fin de evaluar los recursos de la Diócesis y la oportunidad de alianza con otra organización. La Diócesis vuelve a contactar virtualmente a las personas para darles a conocer el motivo por el cual no es posible ayudarlas o, por el contrario, a donde deberán acercarse para recibir el aporte hecho por la Pastoral Social.
También se ha venido organizando y ejecutando una Línea Virtual de Atención Samaritana, la cual cuenta con profesionales universitarios voluntarios en áreas como: psicología, trabajo social, derechos, medicina, entre otras; para atender a la población que necesite una guía de un especialista. Con esto se crean estrategias de desarrollo humano donde el protagonista de su cambio son las mismas personas, de esta manera ellos podrán desarrollar un pensamiento crítico. Un ejemplo de esto son los procesos formativos que se empezarán a realizar con la “Escuela del Corazón”, de la Diócesis.
Esto se ha llevado a cabo con mayor impacto en la zona de Engativá Pueblo, Suba Rincón, Suba Lisboa, Las Ferias, entre otros sectores de esta jurisdicción eclesiástica, en donde también reside población migrante de origen venezolano o en condición de desplazamiento.
“Para estas acciones se ha contado con la participación de diferentes actores directos e indirectos como son: Consejo Danés para Refugiados, el Banco de Alimentos de Bogotá, FAMIG, el Centro Scalabrini, los directores de cada campo, las comunidades parroquiales, los Coppas, la Escuela del Corazón, la trabajadora social diocesana y voluntarios de la Pastoral de Profesionales Voluntarios”, comenta el padre Ricardo Martínez.
En cuanto al acompañamiento espiritual que es tan necesario para las personas que se han visto afectadas por la emergencia sanitaria, incluyendo los curas y colaboradores de la Diócesis, el Señor Obispo alienta y motiva a los Sacerdotes y Diáconos para que se haga un acompañamiento virtual o telefónico a los agentes de Pastoral, a la comunidad eclesial, e inclusive, personas no cercanas a la Iglesia y que están sufriendo violencia intrafamiliar. Se han invitado a expertos en las reuniones de Clero, con el fin de alimentar la vida interior de los mismos Sacerdotes.
De acuerdo al padre Ricardo Martínez, “en la pasada participación que tuvimos del Encuentro Nacional de Directores de Pastoral Social, aprendimos que en este momento y hacia el futuro debemos ser discípulos de Cristo con inteligencia emocional y con una espiritualidad samaritana para así convertirnos en altavoces de la esperanza”.