Cuando se asesina un líder el país se degrada, la sociedad se empequeñece
Es lo que sentimos y sobre lo que deseamos llamar la atención de todos en Colombia.
Jair era un hombre alegre, sencillo y comprometido con su comunidad. Debemos decir que era, porque fue asesinado como muchos hoy saben en el país.
Muchos lo conocieron porque fue asesinado.
Quienes lo tuvimos cerca, damos fe de su compromiso con mejores destinos para la comunidad que lo convirtió en su líder.
Nosotros la Pastoral Social de Colombia y la Campaña Colombiana Contra Minas modestamente hemos acompañado la difícil situación de las comunidades de esta zona, conocemos de la complejidad y riesgos que tiene para las vidas de sus líderes el trabajo que desarrollan.
Como muchos hemos reclamado protección y acompañamiento, vemos los esfuerzos institucionales y no para que la muerte no sea la dueña de estos territorios.
Los avances son lentos y la desazón y el miedo van ganando. Si los Colombianos todos hacemos conciencia avanzaremos más rápido.
Si autoridades y sociedad sumamos esfuerzos y caminamos juntos podremos aligerar el dolor de nuestros compatriotas.
A eso convocamos.
Pedimos una conversación reposada, al gobierno, a las comunidades y a las autoridades locales.
El compromiso debe ser incorporar estas zonas a la economía y al espíritu de construcción de paz que hemos decidido los colombianos.
José Jair, líder comunitario
El pasado martes 17 de octubre, José Jair Cortés, líder comunitario en Tumaco (Nariño), fue asesinado en una zona rural del mismo municipio. Jair hacia parte del proyecto de prevención de minas anti personales de la Pastoral Social de Colombia y la Campaña Colombiana Contra Minas.
Trabajaba como multiplicador y se encargaba de capacitar a las comunidades cercanas a su residencia en comportamientos seguros frente al riesgo que representan las minas antipersonal y servir de enlace comunitario en los procesos de formación realizados en el territorio.