Casa de paso Divina Providencia: testigos de la caridad en la frontera
El pasado 5 de junio la Diócesis de Cúcuta celebró el tercer año de la casa de paso “Divina Providencia”, este espacio se edificó con el anhelo de ayudar a los migrantes venezolanos y colombianos retornados, gravemente afectados por una crisis social, económica y política, como en la que está sumida Venezuela.
El 13 de marzo de 2020, la casa de paso sumaba 3.530.520 raciones de alimentos entregadas durante sus tres años de funcionamiento, pero tuvo que cerrar sus puertas, cumpliendo con la normatividad impuesta por el gobierno nacional en respuesta a la pandemia del coronavirus (COVID-19). El padre José David Caña Pérez, coordinador de la ‘Divina Providencia’, asegura que desde el cierre se ha ayudado a parroquias con mercados que llegan a través del Banco Diocesano de Alimentos.
Para celebrar estos tres años en que se ha contado con el sustento para ayudar a otros, aunque no se está trabajando directamente en la Casa de Paso, el padre David Cañas afirma que “la caridad sigue viva y esperamos poder nuevamente buscar las formas de ayudar a los hermanos migrantes de Venezuela. Es por ello que como un signo de esperanza y gracias a la contribución de benefactores, en la mañana del 5 de junio se prepararon 300 almuerzos, que con el apoyo de voluntarios, fueron llevados a distintos sectores, donde se presenta mayor cantidad de personas en condición de vulnerabilidad. La entrega se realizó en: Vía Pamplona (60 almuerzos); Anillo vial, vía La Parada (60); semáforos del centro de Cúcuta (60); parque Lineal (60); redoma de la cárcel Modelo (60)”.
Durante casi tres años miles de personas necesitadas, a diario recibieron permanente acompañamiento espiritual, alimentación balanceada, atención médica y entrega de medicina, atención psicosocial y jurídica gratuita, con el apoyo de profesionales voluntarios. Para cumplir con estos servicios, la Iglesia Católica de Cúcuta ha estado permanentemente apoyada por el Papa Francisco, los cucuteños, empresas, organizaciones internacionales como: Programa Mundial de Alimentos (PMA); Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); Cáritas Internationalis; Adveniat; Cáritas Colombia; Cáritas Española; la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos; Conferencia Episcopal Española; y la cadena radial española COPE.
Gracias a la generosidad de estas personas y organizaciones, en el primer año de funcionamiento se entregaron 421.400 almuerzos, atendiendo diariamente a 1.500 migrantes. Para el segundo aniversario, se llegó a la cifra de 1.500.000 raciones entre almuerzos y desayunos, para entonces, ya llegaban 5.000 personas cada día, allí se les daba prioridad a niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.
En Cúcuta, la Iglesia ha sembrado caridad, esperanza y fraternidad. El padre David explica que estas virtudes y valores se continúan evidenciando con acompañamiento espiritual y material en las diferentes comunidades parroquiales, ya que en medio de la dificultad “en que estamos todos”, no se ha desamparado al más necesitado. La Diócesis de Cúcuta continúa siendo testigo de la caridad de Dios en la frontera.