Kay Sara y la resistencia de los pueblos indígenas
El pasado sábado 23 de abril se inauguró el Festival de Viena, Kay Sara una indígena del Amazonas en el norte de Brasil debió estar allí, en el Teatro Nacional de Austria en Viena, uno de los más importantes del mundo en idioma alemán dando el discurso inaugural, pero debido a la crisis presentada por el Covid-19 tuvo que darlo desde la selva, rodeada de naturaleza. Ella habría sido la primera mujer indígena en dar un discurso en aquel emblemático lugar.
Kay Sara vive al ritmo de la lluvia y los pájaros que cantan, pertenece al tercer clan del pueblo Tariano, el clan del Trueno. “Soy una hija del Dios del Trueno. Una vez, dice un mito, nosotros los Tarianos éramos personas de piedra, pero en los tiempos modernos asumimos un cuerpo humano, para poder comunicarnos con las personas que vinieron a nosotros”. Su madre es una mujer Tukana y fue quien eligió su nombre: Kay Sara, que significa “la que se preocupa por los demás”. Dice que, como todos, es una mezcla de muchas cosas: Tariana, Tukana, mujer, actriz, artista: una luchadora de la resistencia y habla siendo todo eso.
“Esta locura debe detenerse”, fueron sus primeras palabras, refiriéndose a los que bosques arden y la deforestación que cada día empeora. Además, hizo un fuerte llamado al presidente de su país, quien, para ella, no ha trabajado para terminar con el genocidio de los pueblos indígenas que lleva más de 500 años.
También hizo referencia a una cita de un clásico europeo, “Antígona” de Sófocles: “Muchas cosas son monstruosas, pero nada es más monstruoso que la humanidad”. Esta era la obra que se tenía pensada para el evento, la cual incluía interacción con los espectadores, una nueva puesta en escena europeo-brasileña de la obra. Ella interpretaría el papel de Antígona, quien se rebela contra el gobernante Creón.
El coro habría consistido en sobrevivientes de una masacre de personas sin tierra causada por el gobierno brasileño. “Habríamos llevado a cabo esta nueva Antígona en una carretera ocupada que cruza el Amazonas, esos bosques que están constantemente en llamas. No había sido un acto de arte, sino un acto de resistencia contra ese poder estatal que está destruyendo el Amazonas”.
Para Kay Sara su lucha empieza desde no ser llamados indios sino indígenas, se convirtió en actriz para hablar de la resistencia de su pueblo. “Durante mucho tiempo, nuestra historia ha sido contada con palabras de personas no indígenas, ahora es el momento de contar nuestra propia historia”, afirma.
Según la líder indígena el problema no yace en el desconocimiento de la situación, “que nuestras puertas están ardiendo y nuestra gente está muriendo”, el problema es que el mundo se ha acostumbrado a esa información, pero los indígenas no. “Hace unos años, los afluentes del Amazonas se secaron por primera vez en la memoria viva. Si no actuamos ahora, en diez años, el ecosistema amazónico colapsará. El corazón del planeta dejará de latir”.
El discurso fue un llamado a actuar, a pensar en las generaciones futuras y no necesariamente en las que vivirán en las grandes ciudades: “No podemos ser tan egoístas como para negarle a la generación futura lo más importante que tenemos, la naturaleza. Y con eso, todo lo que necesitamos para sobrevivir”, pero, sobre todo, un llamado a escuchar las voces de quienes viven las crisis.
“Nuestra tragedia ocurre aquí y ahora, en el mundo, ante nuestros propios ojos, y tal vez eso es lo que más me preocupa cuando escucho hablar a Creon: sabe que está equivocado. Él sabe que lo que está haciendo está mal. Que está mal en todos los sentidos y, sin embargo, lo hace. Se critica a sí mismo; se odia a sí mismo, pero aún hace lo que odia. Esta locura debe terminar. Dejemos de ser como Creon, seamos como Antígona. Resistámonos juntos, seamos humanos. Cada uno a su manera y lugar, unidos por nuestras diferencias y nuestro amor por la vida que nos une a todos”, asegura Kay Sara.