El VIH en busca de un buen narrador
Desde siempre ha sido un reto complejo hablar sobre enfermedades como el VIH y sida, dado que existen muchos mitos alrededor de ellas y son consideradas como tabúes para muchas personas.
No obstante, con el paso del tiempo diversas áreas de estudio, profesionales, especialistas y hasta pacientes, se han dado a la tarea de cambiar la manera en la que se narran las historias sobre el VIH. La Fundación Eudes con el apoyo de varias instituciones como el Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana, llevó a cabo ayer, 28 de noviembre, el “XIV Foro: Comunicaciones y VIH, una historia en busca de narrador.
Para contextualizar sobre la importancia que tiene comunicar bien este tema, la doctora Berta Gómez de la Organización Panamericana de la Salud, habló sobre la historia de este virus, que posteriormente pasa a ser una enfermedad (sida) si no se cuida. Y asimismo, hizo un recorrido sobre lo que se ha comunicado en tiempos del sida y lo que se debería comunicar actualmente.
Durante su intervención, la ponente insistió en que la comunicación debería verse como un método de prevención, puesto que no solo va dirigida a quienes padecen esta enfermedad sino a la población en general, por eso el mensaje debe transmitir “la importancia de la solidaridad y el reconocimiento de las vulnerabilidades, no el riesgo que pueden tener sino cómo se puede controlar la epidemia”. También mencionó que se debe innovar la forma en la que se habla este tema, sobre todo, cuando la información va dirigida a niños, niñas y jóvenes, para así evitar saturarlos o cansarlos con datos y demás.
Comunicar bien y positivamente fue el mensaje claro que dejó la doctora Gómez y que luego fue ratificado por Jair Vega, profesor de la Universidad del Norte; ya que como lo asegura él, de esa forma no causará sentimientos de victimización o culpabilidad en las personas que ya tienen el virus del VIH en su cuerpo. Para construir buenas historias hay que pensar en una comunicación con perspectiva de derechos, esto significa que deben involucrarse varios sectores de la sociedad como el Estado y la familia, quienes son las principales fuentes de apoyo para los pacientes.
“Cómo la realidad del VIH es compleja, requiere intervenciones complejas. Nos toca buscar formas de llegar a la gente que no está involucrada en el tema para que quieran participar e incluyan este tema en la agenda de la vida”, aseguró Jair Vega, quien también es candidato a doctorado en Comunicación Social.
La teología fue otras de las perspectivas desde la que se abordó este tema. La ponencia estuvo dirigida por el doctor en Teología y profesor de la Universidad Agustiniana, Vicente Valenzuela, quien afirmó que para aprender a comunicar temas tan complejos como el VIH es necesario primero entender que cada uno de nosotros somos parte de un todo.
“Los discursos religiosos nos invitan a tener cuidado con los gestos y el relato. No se deben mirar las historias desde causa-efecto porque solo causa culpabilidad, por eso lo primero que se debe tener en cuenta al narrar estás historias, es que como seres humanos estamos interconectados y que lo que afecta a uno, afecta a muchos”, aseguro el teólogo y docente.
Asimismo, hizo énfasis en cómo la sociedad debería recibir, aceptar y ver a las personas que padecen VIH, ya que son seres humanos que resisten no solo a la enfermedad sino a lo que esta acarrea, por ejemplo, ingerir muchos medicamentos, asistir a múltiples citas médicas, etc., y que por lo tanto, transmite un mensaje positivo a la sociedad… el de la resistencia y resiliencia.
Y como prueba de ello, Jorge Eduardo Cruz, representante legal de RecolVIH (Asociación Red Colombiana De Personas Conviviendo Y Viviendo Con VIH-Sida), se dirigió a los asistentes para contar su historia de vida como paciente diagnosticado en el año 1999.
“Debido a la comunicación que se daba en ese entonces sobre el tema, uno asociaba el VIH con la muerte, sobre todo, porque no conocía a más nadie que lo tuviera, por eso uno siempre se pregunta ¿Cómo le doy la noticia a mi hermana y mamá?”, aseguró Jorge Cruz durante su intervención.
Añadió que mucha desinformación lo había hecho pensar que le quedaban de 4 a 5 meses de vida, ya que como lo mencionó, asociaban este virus con la muerte, incluso, afirmó que su familia tuvo que recibir apoyo psicológico para poder enfrentar esa realidad.
Pero como la sociedad cambia, se transforma y evoluciona, la comunicación también lo hace. “Luego de que me diagnosticaron y que yo pensaba que no me quedaba mucho tiempo de vida, me explicaron la diferencia entre VIH y sida, fue ahí cuando me dije: no me voy a dejar morir”, añadió Cruz. Desde entonces, asegura que esta enfermedad no llegó para destruir su vida sino para cambiarla, ya que a raíz de esto pudo reconstruirse así mismo, valorar las pequeñas cosas y reconciliarse con su familia y personas allegadas.
Para concluir el evento se realizaron grupos de trabajo en los que se plantearon líneas sobre una acción comunicativa en torno al tema y así, evitar que se sigan construyendo mitos alrededor de este virus.