La conferencia Episcopal de Colombia recibió la grata visita de una delegación de Misereor, Obra episcopal de la Iglesia católica alemana para la cooperación al desarrollo. Estuvieron presentes en esta visita la Señora Betina Beate, jefa del Departamento de América Latina y Stefan Tuschen responsable para Colombia.
Acogieron la visita monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la CEC, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, su secretario general y el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, Cáritas Colombiana.
Fue un encuentro en que no solo se fortalecieron los vínculos ya históricos de cooperación fraterna entre la Iglesia de Colombia y la Iglesia de Alemania, sino que también se abrieron caminos nuevos de esperanza para fortalecer los esfuerzos de la Iglesia colombiana por la reconciliación y la paz expresados en compromisos muy concretos:
- Un mayor conocimiento, información y comunicación directa por parte de los señores obispos con la misión de Misereor. Es importante conocer las oportunidades que esta entidad nos brinda en orden al desarrollo a través de propuestas que tengan que ver con el agua, la agricultura, los Derechos humanos, la paz y la reconciliación.
- Un apoyo a la acción y servicio a la paz de los señores obispos en zonas de conflicto armado, como a las tres instancias de la conferencia Episcopal que, de manera coordinada, han de servir a la reconciliación.
- El apoyo y acompañamiento a las organizaciones sociales y de base que en sus jurisdicciones vienen siendo apoyadas por Misereor y están defendiendo sus territorios, la tierra, los ecosistemas naturales, y la gente. Todos ellos necesitan y han de contar con la presencia cercana de la Iglesia.
Significativo en este encuentro fue la recepción, por parte del presidente de la conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis José Rueda Aparicio, del Paño de Cuaresma de Misereor, obra del artista Emeka Udemba. Obra de arte que intenta responder la pregunta: ¿Qué es sagrado para nosotros? Y en la que se muestra ese mundo desgarrado compuesto por numerosos trozos de papel de periódico. Noticias, informaciones, hechos y fake news. Para la realización de la obra, el artista ha arrancado fragmentos de viejos periódicos y los ha ido pegando capa a capa, creando algo nuevo a partir de ellos. En la imagen, la Tierra resplandece desde la distancia como una joya en verde turquesa y azul. Cuatro brazos se extienden por el cálido espacio rojo circundante; a juzgar por su forma y color, pertenecen a personas de distinto sexo y origen étnico. Las manos tocan suavemente el globo, pero también parecen dejarle espacio para girar libremente. Un mundo verdaderamente desgarrado, herido y frágil. ¿Sigue sostenido o ya ha sido abandonado a su suerte? ¿Sigue girando? ¿Perderá su equilibrio como nuestro clima?
La fuerza de lo simbólico del paño cuaresmal, acogido con las dos manos, como todo lo que es de Dios, nos compromete mucho mas con el llamado de nuestro Papa Francisco: “En efecto, existe una clara relación entre la protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y equitativo. No puede haber una renovación de nuestra relación con la naturaleza, sin una renovación de la humanidad misma” (Viaje apostólico a África del año 2015).