Urgente llamado de obispo de Apartadó a Cancillería,
por caso de migrantes irregulares en frontera con Panamá
“La situación en Turbo, Antioquia; Capurganá y Sabzurro, en el Chocó, es cada día más grave, necesitamos que la Cancillería responda”. Así lo dijo monseñor Hugo Torres, obispo de Apartadó, al referirse a la problemática que desde hace ya varios meses se vive en esa región por cuenta de los cientos de migrantes procedentes de Cuba, Haití, África y China, quienes “en busca del sueño americano”, esperan llegar a Estados Unidos pasando, entre otros países, por Colombia y Panamá, cifra que se ha incrementado, y según calcula la Iglesia en esa zona, sería de más de 1.500 personas varadas.
Sin embargo, la Alcaldía de Turbo realiza un censo, pues datos extraoficiales indican que son cerca de 4.000 los migrantes irregulares.
La preocupación, dice enfáticamente monseñor Hugo Torres, es porque la Cancillería no se pronuncia sobre el tema, ni se avizoran soluciones, y la situación demanda una respuesta inmediata pues, explica, “ya hay afectaciones de orden público por la invasión de terrenos en los que los migrantes han hecho cambuches para vivir; por la indiferencia del Estado muchos de ellos son víctimas de robos de sus pocas pertenencias, y aunque la Alcaldía les proporciona agua, los alimentos los suministra la Pastoral Social a través de la atención humanitaria prestada por la iglesia, sin embargo es tal la magnitud del problema, que algunos grupos de laicos comprometidos también aportan para el sustento de estas personas”.
Al respecto, el sacerdote José Wilmar Medina, de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, señala que “es preocupante la indiferencia ante esta situación, en la cual los hermanos africanos son los que más sufren, pues el temor de la gente a pandemias como el ébola, el sida o enfermedades tropicales hace que no les permitan subirse a embarcaciones ni otros medios de transporte, y los obliga a emprender caminatas entre el monte”.
La situación es peor de lo que podría imaginarse, pues no solo son los migrantes estancados, también hay un flujo diario de entre 100 y 400 extranjeros irregulares; además un daño eléctrico tiene sin energía a Capurganá, población chocoana cuya temperatura habitual promedio es entre 32 y 35 grados centígrados, hecho que ha incrementado el precio de los alimentos que requieren refrigeración, pues para conservarlos se valen de energía producida por plantas eléctricas cuyo costo del combustible le suman al precio de los productos.
Esto, sin contar con que tanto Capurganá como Sabzurro, población vecina, que en total tienen unos 3.000 habitantes, solo cuentan con dos enfermeras que se encargan de la atención en salud. Tanto el obispo de Apartadó, Hugo Torres, como el padre Medina coinciden en afirmar que les “preocupa mucho esta indiferencia, la corrupción y las condiciones que están afrontando los pobladores de la zona, y los migrantes estancados”, por lo que reiteran su llamado urgente al Ministerio de Relaciones Exteriores y a las autoridades competentes para que se apersonen de la situación, pues incluso ya se han presentado nacimientos de hijos de migrantes.