Sigamos compartiendo el viaje para proteger a nuestros hermanos migrantes
25/09/2020 ¿Cuál es el sentido de la vida si no nos ponemos en los zapatos de los demás, si no entendemos la realidad de quienes más necesitan y contribuimos a mejorarla?
El proyecto ‘Sigamos compartiendo el viaje: atención a población venezolana en condición migratoria y a la población colombiana de acogida’, implementado en los municipios de Ocaña y Pamplona, responde a esta pregunta mediante la construcción de solidaridad a través del mejoramiento de las condiciones de vida y la cohesión social, así como trabajando por el reconocimiento de la dignidad y derechos de estas comunidades vulnerables localizadas en Norte de Santander.
Inició el 15 de mayo de 2020 y su cierre se proyecta para el 31 de enero del próximo año, ha sido financiado por Cáritas Francia y es ejecutado por el Secretariado Diocesano de Pastoral Social de Ocaña y la Corporación Nueva Sociedad de la Región Nororiental de Colombia – Consornoc.
Como parte de los resultados del proyecto están la entrega de kits de higiene, de alimentación, de viaje y refrigerio a migrantes en tránsito en Pamplona; seguimiento psicosocial y primeros auxilios psicológicos; apoyo para el acceso a servicios de salud; actividades de integración socio-cultural con el respaldo de medios de comunicación local y las redes sociales para la prevención de la xenofobia; acompañamiento técnico y psicosocial a 15 emprendimientos productivos y participación en reuniones de las entidades municipales y nacionales para la atención de las necesidades de las personas migrantes en el departamento.
De acuerdo con Óscar David Guerrero, especialista del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana – SNPS/CC, entre los resultados que se han obtenido se destacan 116 familias venezolanas y 82 familias colombianas beneficiadas con apoyo alimentario y acceso a medios de higiene en el municipio de Ocaña; entrega de kits de viaje a 392 familias venezolanas y 9 familias colombianas que transitan en el municipio de Pamplona; 609 venezolanos y 41 colombianos en tránsito han recibido refrigerios reforzados en las carreteras del municipio; 317 personas y grupos familiares que han contado con el acompañamiento psicosocial, entre otros más.
Asimismo, a nivel institucional, se ha logrado la adecuación de dos unidades sanitarias y dos duchas en las instalaciones del servicio diocesano de atención al migrante en Pamplona y la articulación de las Jurisdicciones eclesiásticas con entidades como las alcaldías municipales, Defensoría del Pueblo, Personería municipal, delegado de migraciones de la Presidencia de la República y la Secretaría Departamental de Salud, para coordinar acciones en pro de la atención de las necesidades humanitarias.
“El trabajo que ha venido realizando la Iglesia católica colombiana de la mano de las Diócesis y demás entidades eclesiásticas en los territorios es de vital importancia en tanto que permiten no solo atender las necesidades básicas humanitarias de las personas migrantes, sino que también favorecen el reconocimiento y protección de los derechos humanos de migrantes y colombianos en las comunidades de acogida”, señaló Óscar Guerrero.
Aunque como institución uno de los mayores retos que enfrenta la Iglesia en su trabajo con las comunidades migrantes tiene que ver con la necesidad de generar una articulación sólida con las entidades municipales, departamentales y nacionales para poder dar una atención integral a las necesidades humanitarias de esta población, se debe continuar en el camino de atender al llamado del Santo Papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a todos aquellos que lleguen a nuestro país.
La aceptación por parte de las personas beneficiadas y las regiones, los cambios que se han logrado y el compromiso de brindar acompañamiento social y espiritual para seguir impactando más a largo plazo a las comunidades, son factores que motivan cada día a no bajar la guardia y fortalecer lo que a hoy se ha implementado.