Obispo de Garzón, Huila, afirma que proyecto
El Quimbo atropella derechos humanos
“La paz no consiste en una mera ausencia de guerra, ni se reduce a asegurar el equilibrio de las distintas fuerzas contrarias, ni nace del dominio despótico, sino que, con razón, se define como obra de la justicia”.
Con esta frase tomada de Gaudim et Spes, el obispo de Garzón, Huila, monseñor Fabio Duque Jaramillo se refirió al proyecto hidroeléctrico El Quimbo, que se desarrolla en el departamento del Huila, respecto al cual mostró su sorpresa porque no se le haya suspendido la licencia “cuando siendo conscientes del incumplimiento se prolonga en el tiempo”. Por esas mismas razones tanto las comunidades, acompañadas por el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana, por la Gobernación y las alcaldías de los municipios donde tiene alcance (El Agrado, Garzón, Gigante, Tesalia, Altamira y Paicol) han mostrado descontento.
Durante su intervención en la audiencia pública realizada en el municipio de Garzón, monseñor Duque Jaramillo dijo que para construir la paz es preciso que desaparezcan primero todas las causas de discordia entre los hombres, que son las que engendran las guerras; principalmente las injusticias, y señaló que “hay muchas cosas de este proyecto que son ambiguas”.
Afirmó que le sorprende la injusticia y el atropello a los derechos humanos que se hace a un grupo de campesinos colombianos, “que con su trabajo aportaban una riqueza invaluable para la sociedad huilense y colombiana”; también dijo que los implicados en el proyecto terminan damnificados en diversos grados, pues “las condiciones de muchos de los reasentados en el momento no son mejores de las que se encontraban y en algunos puntos eran mejores las anteriores”.
Me sorprende, dijo el obispo, “que una obra que se quiere presentar como el orgullo de la patria haya devastado el medio ambiente, la biodiversidad, nuestros ecosistemas, negando la posibilidad de permanencia y prolongación de la vida, en momentos en que el mundo entero empieza a tomar conciencia del daño que la hacemos a la “casa común” con determinados megaproyectos”.
Igualmente, monseñor Jaramillo Duque dijo que los acuerdos firmados por la empresa que realiza el proyecto, con el gobierno “obligan a pedir permiso cuando se trata de utilizar las aguas del río en los momentos incluso de emergencia”, y se declaró sorprendido porque “para incentivar la inversión extranjera, el Estado flexibilice de tal manera las normas, que termine dejando sin poder y autoridad al poder judicial y a los entes de control, colocando a los nacionales a merced de los foráneos”.
Estos hechos, fueron calificados por el prelado como “maltrato a los colombianos y a los accionistas nacionales”. Así mismo, se mostró “sorprendido por el cinismo de los que estando al frente de los destinos de la patria no vean ninguna dificultad en promover bajo las mismas coordenadas de injusticia nuevos proyectos que quieran dar más licencias para que en el departamento del Huila se quieran construir nuevas represas, bajo el eufemismo de embalses, pero que obedecen a la misma estrategia”.
El jerarca católico, también se refirió al irrespeto “a las valiosas manifestaciones culturales existentes en la región, que fueron avasalladas por el proyecto Quimbo” y finalizó diciendo: “Cómo no quedar sorprendido cuando todo indica que es mejor pagar multas que cumplir la ley”.
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Noviembre 16 de 2016