Población afectada
Los hechos de violencia y el creciente número de masacres en diferentes territorios del país, dan cuenta del riesgo al que se encuentran expuestos los líderes, lideresas y personas defensoras, así como excombatientes de las Farc que han visto amenazada su vida desde el incremento de los asesinatos por lo cual han decidido movilizarse. La falta de presencia del Estado, la violencia y la crisis sanitaria y social derivada de la pandemia del Covid-19 también ha afectado gravemente a comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas, así mismo la población civil tanto en territorios rurales como urbanos se ha visto expuesta a una oleada de violencia que no cesa.
Por otra parte, a partir de la reactivación económica y la permanencia del cierre de la frontera colombo-venezolana, la población migrante y refugiada resulta gravemente afectada, especialmente la población en tránsito que se expone a diversos riesgos de protección, contagio y condiciones precarias para el desplazamiento, la subsistencia y el alojamiento. La Red Humanitaria, organización que atiende a la población migrante en Norte de Santander reportó que durante la tercera semana de octubre, más de 500 venezolanos se encontraban en las calles de Pamplona, durmiendo a la intemperie, sin alimentos y entre ellos, se encontraron 260 mujeres con niños y niñas menores de 6 años de edad.
Por la misma vía, la Fundación Ideas para la Paz señaló que las mujeres migrantes han resultado ser de las principales afectadas por la crisis, tanto en términos sanitarios, como de acceso a derechos, acceso a empleo y en el riesgo de ser víctimas de VBG y de redes de trata. En lo que respecta a las oportunidades laborales para migrantes en Colombia, se identificó que los índices de trabajo remunerado en hogares monoparentales de jefatura femenina han disminuido en un 35%, mientras que en aquellos encabezados por hombres este índice ha sido del 25%. Se ha identificado un aumento en la precarización laboral durante la pandemia para las mujeres migrantes en actividades como el servicio doméstico, las ventas informales y los servicios prestados a restaurantes u otros establecimientos a través del subempleo, pues ante la urgencia de generar ingresos se accede a condiciones que vulneran los derechos laborales y ponen a las mujeres ante riesgos de protección y de contagio.