Oremos por los que huyen de las guerras o del hambre, para que “encuentren aceptación y nuevas oportunidades en la vida”. Papa Francisco
Con motivo del día del refugiado, que se recuerda cada 20 de junio y promovido por Naciones Unidas. La Iglesia también tiene presente a todas las personas que, por motivo de fuerza mayor, sobre todo por la pobreza, la guerra y la violencia, tienen que dejar su país de origen para encontrar salvaguardar la vida. Como iglesia tenemos que hacer nuestro el valor del evangelio, donde Cristo nos invita a acoger al refugiado, al desplazado, al migrante (Cf. Mt 25, 31-46).
Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana, hemos venido acompañando este proceso de incidencia conjunta en varios espacios interagénciales como la hoja de ruta común para fortalecer la protección y promover soluciones sostenibles para las personas refugiadas, desplazadas y apátridas en América Latina y el Caribe dentro de un Marco de cooperación y Solidaridad”, visibles en: el Informe Encuentro país de seguimiento al Plan de Acción de Brasil 2016 y Declaración Y Plan De Acción De La Sociedad Civil Sobre Personas Provenientes De Venezuela Que Requieren Protección Nacional E Internacional de 2018.
En ese sentido el Papa Francisco nos recuerda que quien acoge a un refugiado y desplazado, acoge a Cristo. Como cristianos no podemos ser indiferentes ante la tragedia de un pueblo que sufre, ante los muros de la división, de exclusión y la marginación, la iglesia es promotora de la fraternidad y hospitalidad, por eso tenemos que promover una cultura social y política que proteja los derechos y la dignidad de las personas que se encuentran fuera de su patria y de su tierra. Como decía San Juan Bautista Scalabrini: “para el migrante la patria es la tierra que le da el pan”.
Por lo cual, el valor de la acogida y la hospitalidad, nos lleva a la integración y la promoción de las personas que llegan a nuestra patria y sociedad. La iglesia siguiendo el principio de misericordia deber ser profeta ante una sociedad que excluye y margina a otro, promoviendo una sociedad fraterna que incluye e integra al distinto, al extranjero que tiene el mismo derecho de vivir con dignidad, se debe mostrar al mundo que el vivir juntos y en fraternidad es posible. Esto es posible si entendemos que el amor es un compromiso y no sólo un sentimiento, “… El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posible la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos” (Fratelli tutti 94)
En los últimos 10 años ha habido un incremento sustancial en el número de personas desplazadas por la fuerza en el mundo debido a situaciones de persecución, conflicto, violencia, violación a los derechos humanos y/o acontecimientos que han alterado gravemente el orden público. Solo en el año 2023, según datos del ACNUR, la población refugiada en el mundo era de 43,3 millones de personas, evidenciándose un aumento del 7%, respecto del año anterior[1]. Esta cifra incluye a los 31,6 millones de personas refugiadas y en situación similar a los refugiados, los 5,8 millones que necesitan protección internacional bajo el mandato ACNUR y los 6 millones de personas palestinas refugiadas bajo el mandato de UNRWA.
Este incremento en la población en condición de movilidad humana forzada, como consecuencia de la intensificación de los conflictos internacionales, guerras civiles y las situaciones que actualmente están afectando el orden público en algunos países, ha ocasionado un aumento en las necesidades de protección internacional que las personas refugiadas demandan de los Estados, principalmente en aquellos países de renta media o baja, teniendo en cuenta su cercanía a los lugares donde principalmente se presentan estos conflictos. Es así como, por ejemplo, que, a finales del año 2022, Colombia, junto a Turquía, la Republica Islámica de Irán y Pakistán acogieron al mayor número de personas refugiadas en el mundo[2].
En ese orden de ideas, la protección internacional es una necesidad latente en el contexto actual, lo cual implica un trabajo mancomunado entre la comunidad internacional, los Estados que la componen y la sociedad civil con miras a proteger sus derechos mientras se garantiza el camino para la generación de soluciones integrales y duraderas. Derechos que, parten desde el reconocimiento de la condición de refugiado conforme a los instrumentos internacionales existentes sobre la materia, entre los que destacamos la Declaración de Cartagena de 1984 y su desarrollo amplio sobre la definición de refugiado. Sumado a las distintas estrategias que deben realizar los Estados y sus comunidades para avanzar en procesos de integración local.
De esta manera nos unimos a la campaña de la Agencia de la ONU para los Refugiados ACNUR de este año 2024 “Por un mundo que acoja a las personas refugiadas”
[1] Informe de tendencias globales de Desplazamiento Forzado en 2023. Alto Comisionado de las Naciones Unidas ACNUR.
[2] Informe de tendencias globales de Desplazamiento Forzado en 2022. Alto Comisionado de las Naciones Unidas ACNUR.
Por: Especialistas Movilidad Humana SNPS-CC