El desafío de transformar mentes y corazones
El Secretariado Nacional de Pastoral Social celebra los 60 años de la presencia de Cáritas en Colombia. En conversación con Vida Nueva, su director, Mons. Héctor Fabio Henao, se refirió a los orígenes de la institución y a las transformaciones que con el tiempo ha vivido la manera de comprender la misión de evangelizar lo social y “hacer presente el amor y la ternura de Dios entre quienes sufren”. Cuáles han sido los principales aprendizajes en décadas de acompañamiento a comunidades vulnerables; cómo el proceso de negociación entre el Gobierno y las FARC ha determinado el trabajo de la entidad en los últimos años; cuáles son las tareas y principales desafíos que hoy enfrenta Cáritas Colombia, son algunos de los temas tratados.
Cáritas nació en Alemania hace más de un siglo, como un organismo dedicado a actividades de asistencia. Más tarde, durante el siglo XX, en reacción a los desastres de las guerras y a catástrofes naturales, se volcó en acciones de carácter humanitario. Con los años amplió su radio de acción a varios países.
A Colombia llegó en 1956 y en un primer momento desarrolló su labor de la mano de la Arquidiócesis de Bogotá, en respuesta a las transformaciones sociales que trajo consigo el crecimiento poblacional en la ciudad debido, en gran medida, a la violencia en zonas rurales. Sus primeros programas estuvieron relacionados con la importación de alimentos y otros recursos, en beneficio de personas afectadas por el hambre y la extrema pobreza. Más tarde, Cáritas abrió su labor a más diócesis y llegó a nuevos territorios. La Conferencia Episcopal asumió a la institución dentro de sus estructuras.
Después del Concilio Vaticano II, que tuvo lugar entre 1962 y 1965, el concepto de pastoral social emergió en América Latina en relación a la necesidad de evangelizar las relaciones sociales y de promover el imperativo de responder a la situación de los pobres “ya no como sectores, sino como un fenómeno creciente”, explica Mons. Héctor Fabio Henao. “En ese sentido la Iglesia consideró que, en respuesta a la problemática que vivía el país, era muy importante en ese momento crear un organismo que diera respuesta a esos fenómenos: a la injusticia social, las grandes inequidades, la falta de presencia de la sociedad y del Estado”. Nació entonces, a inicios de la década de 1970, el Secretariado Nacional de Pastoral Social.
Según señala Mons. Henao, el concepto de pastoral social se ha ido perfeccionando con el tiempo, en vínculo con una visión diferente del desarrollo de los pueblos. “La Doctrina Social de la Iglesia ha sido el gran motor, la guía que ha conducido todo este proceso”. El diálogo entre el Evangelio y las realidades históricas ha llevado a que la exigencia del amor al prójimo sea puesta en relación con la urgencia de hacer valer la dignidad de la persona como parte de una familia humana en la que todos somos responsables de los demás. También ha ido abriendo caminos en medio de los cambios culturales. Inicialmente la Doctrina Social de la Iglesia se refirió a la realidad de los obreros y a sus derechos. Más tarde, asumió la pregunta por la situación del sector rural, entre otras cuestiones. Con Pablo VI, abordó el tema del desarrollo. “El papa Francisco, con Laudato si’, ha dado un nuevo paradigma, al insistir que también tenemos que reflexionar en nuestro compromiso social lo que es el cuidado y el compromiso con la Creación”, señala Henao. De lo anterior se desprende la atención que Cáritas en Colombia ha dado a temas como la defensa de la Amazonía, más recientemente.
Acompañar y transformar
Más que de programas, el director del Secretariado Nacional de Pastoral Social prefiere hablar de procesos de transformación a los cuales está vinculado el trabajo de Cáritas en Colombia. El primero y fundamental: transformar el corazón y la mente de la gente hacia una concepción mucho más solidaria y responsable de la vida, que haga posible, como indica, “llevar la misericordia y los gestos del corazón amoroso del Padre hacia sus hijos que más necesidades tienen”. De lo anterior se derivan procesos, como los orientados a atender comunidades vulnerables desde un enfoque de gestión del riesgo o los que impulsan formas de producción acordes con la vocación del ser humano y responden a principios de solidaridad y equidad.
La institución también trabaja en atención a personas y comunidades golpeadas por la violencia. Como fruto de este acompañamiento hay una serie de aprendizajes obtenidos. Uno de ellos: que la dignidad de las víctimas tiene que ser central en todos los procesos que vive el país; “hay que trabajar junto a quienes han sobrevivido las violencias y hay que reconocer que en esas personas hay un potencial de construcción de paz muy importante”. Otro aprendizaje tiene que ver con la importancia de la reconciliación en el momento que vivimos como país. Afirma Henao: “es posible crear un orden y una nueva manera de relacionarnos que nos garantice poder vivir como hermanos”.
En los últimos años Cáritas ha enfocado su trabajo en los temas de reconciliación, construcción de la paz y fortalecimiento de la democracia. La motivación es participar de la búsqueda de nuevos caminos para que en el país los conflictos se resuelvan a través del ejercicio de la ciudadanía, sin necesidad de recurrir a la violencia.
El proceso de negociación entre el Gobierno y las FARC ha traído consigo una disminución de hechos victimizantes, como el desplazamiento forzado. Esto ha permitido que Cáritas intensifique su labor en regiones golpeadas por la pobreza dando mayor fuerza a los niveles productivos y al fortalecimiento de organizaciones comunitarias. Nuevos desafíos han surgido. Por ejemplo: trabajar por mejores condiciones de convivencia en los territorios, promoviendo que la gente participe en consejos municipales y territoriales de desarrollo y de paz, y se comprometa con el destino de su región de una manera más activa.
Ante la posibilidad de que miembros de la guerrilla se desarmen e inicien un tránsito hacia la vida civil, aparece el reto de cambiar en las regiones la idea del otro como enemigo. Ello implica, según monseñor Henao, un proceso de sanación capaz de “ayudar a que las personas que están en las comunidades donde lleguen quienes han estado desde el lado de la guerra comprendan que hay siempre una oportunidad de transformarse, de cambiar, de encontrar nuevas rutas; y que es el momento de decirles a aquellos: la violencia no va más, si ustedes tienen ideas el espacio está en la democracia”. El Secretariado Nacional de Pastoral Social se ha propuesto hacer seguimiento, veeduría y monitoreo en eventuales zonas de ubicación y normalización de las FARC. “Estamos muy interesados en que estos procesos culminen exitosamente”, señala su director.
En tiempos de nuevos horizontes y desafíos, los grandes problemas sociales del país permanecen. Frente a unos y otros Cáritas Colombia, el Secretariado Nacional de Pastoral Social, mira su historia y compromete su futuro en la misión de fortalecer la solidaridad y la capacidad de respuesta a las grandes necesidades de nuestro tiempo.
Tomado de: Revista Vida Nueva