Daibelin Murillo, una mujer que decide llenar de sueños su nueva vida
24/09/2020 Despertar y no encontrarse. Despertar y no reconocer el entorno ni el aire. Despertar y sentir que el mundo no es el mismo y que se ha pintado de otros colores ¿qué se sentirá?
Para saberlo no es necesario inventar historias de ficción, pues basta con escuchar testimonios de muchas personas a las que el destino les arrebató parte de lo que son y lo que han construido. Personas como Daibelin Isabel Murillo, quien en un abrir y cerrar de ojos, comenzó a transcurrir por una vida que no sentía como suya pero que con el paso del tiempo empezó a aceptar y a apreciar.
Esta historia comienza en Carabobo, estado venezolano cubierto por uno de los lagos más extensos de Suramérica, y con una mujer feliz, familiar, amigable y llena de sueños por cumplir. Como ella piensa, la tierra en la que Dios le permitió nacer no solo es un lugar maravilloso por su geografía y paisajes, sino por su gente alegre y sonriente.
Al mirar las nubes dice que se transporta a las navidades en su pueblo. Recuerda las hallacas, dulces, manjares y ensaladas que acompañaban estas noches llenas de felicidad y música, y los amaneceres que se coloreaban como una obra de arte. Piensa en la tranquilidad que sentía al abrir los ojos cada mañana, en el trabajo que tenía y en los fines de semana que disfrutaba al lado de sus hijos sentados en el césped de los parques.
Las nubes también dibujan en su mente los viajes que hizo y aquellos que le faltan, así como los días especiales en los que lo único que necesitaba para celebrar era tener de su lado a sus personas importantes.
¿Por qué mi vida cambió tanto? Se pregunta Daibelin con ojos cristalinos y con sus pies sobre el suelo. “Todo era tan diferente que, cuando me acuerdo de esos momentos, me pongo triste. Mi vida no es la misma”, afirma.
Nadie puede responderle. Sus días de hoy no conservan ningún tinte de aquellos que en su pasado vivió. Ahora todo es más difícil y las angustias son su único constante. Trabaja con su pareja en lo que resulte para sostenerse y la distancia de su país natal la hace sentir aún más frustrada e impotente ¿cómo se llena un vacío tan profundo que se lleva en el alma?… aceptando, proyectando, perdonando y liberando cargas, se responde.
Esta es su nueva vida, la que le corresponde y que debe seguir construyendo. Aunque acepta que nada está escrito y que ha perdido más de lo que una persona puede soportar, sabe desde su corazón que ser venezolana significa tener la capacidad de adaptarse, de enfrentar los obstáculos y de llevar siempre una sonrisa en el rostro, sonrisa que mantendrá por los recuerdos que no le permitirán rendirse.
“Deseo que mi esposo consiga un trabajo estable que nos ayude a conseguir lo necesario. Que mis hijos puedan ingresar a la escuela y que tengamos acceso a servicios salud. Me veo terminando mis estudios y apoyando a que toda mi familia salga de Venezuela para que también tengan calidad de vida” dice con seguridad.
Daibelin tiene la fuerza para hacerlo, de eso no hay duda. Sabe que cada vez que mire a las nubes podrá tener la motivación que necesita para seguir levántandose y continuar.