Comunicado del Grupo de Trabajo por Colombia a un año de la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno Colombiano

24 Nov 2017

Comunicado del Grupo de Trabajo por Colombia a un año de la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno Colombiano

 

GTC – Grupo de Trabajo por Colombia y CIDSE – Alianza internacional de organizaciones de desarrollo católicas, hoy 24 de noviembre se une a la conmemoración del primer año del acuerdo que pone fin a la confrontación armada entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP, el cual es un paso fundamental hacia la construcción de paz y la reconciliación de la sociedad colombiana.

Noviembre 24 de 2017. Un año después de la firma del acuerdo del Teatro Colón entre las FARC y el gobierno colombiano, el Grupo de Trabajo por Colombia – GTC, integrado por 10 organizaciones de las Cáritas de la Iglesia Católica en Europa y Norte América y la alianza CIDSE de 18 organizaciones de desarrollo católicas europeas y norteamericanas, observan con satisfacción altos niveles de implementación en objetivos como el cese al fuego y la dejación de armas, en donde según la ONU se entregaron 8.994 armas, el establecimiento del mecanismo de monitoreo y la creación de instituciones y marcos normativos para la implementación.

Sin embargo, vemos como grandes retos, el establecimiento de garantías de seguridad y protección (especialmente en los territorios dejados por las FARC y ocupados ahora por otros actores armados), la paz territorial, el trámite de las prioridades de implementación normativa, legislativa y administrativa como la JEP, las circunscripciones especiales para la paz y la reincorporación a la vida civil de los /as excombatientes, estos temas impactan directamente en la construcción de la paz y la reconciliación en los territorios y en la vida de las comunidades.

Por otro lado, el alto riesgo en los que están los y las líderes sociales que están trabajando en el fortalecimiento de sus comunidades y que dedican sus esfuerzos en hacer posible una participación democrática en los diferentes procesos del país se convierte en algo que mina la confianza en el proceso.

En lo corrido de este primer año de implementación de ha habido 61 asesinatos de líderes sociales que se ha dado principalmente en zonas rurales y a líderes de las comunidades étnicas. Por otro lado, entre enero y mayo de 2017, 7.400 personas se han visto obligadas a desplazarse a causa de la violencia. Hacemos un llamado para que desde todos los ámbitos de la sociedad colombiana se favorezca la protección y se garantice la vida de los y las líderes respetando y valorando su trabajo emprendiendo un camino en el cual la construcción de un proyecto compartido de país y de región haga posible la reconciliación entre todos los colombianos. La reconciliación es el camino, la vida debe ser protegida en todas las circunstancias. Las garantías de las comunidades es la senda que puede hacer sostenible los procesos de construcción de paz en el país.

Por otro lado, la consolidación de la paz permanente y duradera en los territorios requiere de la presencia integral del Estado en las regiones para llevar a cabo la implementación de los acuerdos y velar por el respeto a los derechos humanos de las comunidades como condición para la convivencia y la reconciliación. En la medida que el Estado de manera integral esté en el territorio, será la garantía para evitar nuevas expresiones de violencia como el crimen organizado.

El presidente de la conferencia episcopal colombiana en la reciente asamblea nos recuerda que, en el contexto de la cultura del encuentro, el Papa nos anima a emprender el largo camino de la reconciliación fortaleciendo el encuentro entre la verdad y la misericordia en un ambiente en el que la justicia y la paz se abracen. En ese escenario de largo plazo, animamos a la sociedad colombiana a no cansarse de insistir en la necesidad de que la verdad de los hechos del conflicto armado sea conocida y acogida desde la misericordia, que no traiciona la memoria, sino que la transforma en fuerza que asegura la no repetición.  Por otro lado, la consolidación de salidas en el marco de la justicia reparadora es el camino para la reconciliación, que restaura la dignidad de las víctimas y que abre la puerta para que los agresores aporten constructivamente a la recomposición del tejido social y de un proyecto de nación común.

“La búsqueda de la paz es un trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana” (Papa Francisco, 7 de septiembre de 2017.

Como comunidad internacional GTC ratificamos nuestro apoyo al proceso de construcción de paz en Colombia, que tenga como centro a las victimas y el respeto de los derechos humanos que busque el desarrollo humano integral.

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