Celebremos el Domingo del Mar  

7 Jul 2023

El próximo domingo, 9 de julio, la Iglesia celebra el Domingo del Mar como una rica experiencia pastoral que, en espíritu sinodal, nos invita a navegar y avanzar juntos.  

Qué bueno recordar en esta celebración que todo comenzó junto al lago de Galilea. Un espacio geográfico en el que con frecuencia se movió Jesús y en el que la pesca tenía una gran importancia. Las familias de Cafarnaúm, Magdala o Betsaida vivían del lago. Las artes de pesca eran rudimentarias: se pescaba con distintos tipos de redes, trampas o tridentes. No eran pocos los que utilizaban barcas; los más pobres pescaban desde la orilla. De ordinario, los pescadores del Lago de Galilea, no vivían una vida más cómoda que los campesinos de las aldeas. Su trabajo estaba controlado por los recaudadores de Antipas, que imponían tasas por derechos de pesca y utilización de los embarcaderos. 

Siempre, la vida del pescador y del marinero han sido unas vidas muy sacrificadas.  Estar horas, días, semanas y muchas veces meses fuera de la familia, buscando con mucha fe y esperanza de llevar a buen puerto una buena pesca, arriesgando su vida por el clima del mar y el frio que deben pasar, nos lleva a ver a marinos y pescadores como personas admirables y dignas de imitar su ejemplo.   

Cuando nosotros contemplamos la vida de un hombre de mar como san Pedro, a cuya barca se subió Jesús y juntos remaron mar adentro, definitivamente su testimonio de pescador nos acerca más a Jesús en estos tiempos en que las redes no se nos pueden enredar y necesariamente necesitamos de otros para que la pesca abundante y bendecida no se pierda.  

El señor cardenal, Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, nos ha escrito una bella carta para la celebración de este día en la que nos invita a cosas muy concretas como Iglesia:  

  • En esta jornada internacional todos debemos orar por los marinos, sus familias y toda la comunidad cristiana que trabaja lejos de sus casas transportando mercancías por todo el mundo. Ellos hacen posible que dispongamos de los bienes que necesitamos cada día.  
  • Que tengamos siempre presente que son más de un millón de personas las que trabajan en el transporte de mercancías, “gracias a las cuales nuestra cotidianidad se vuelve posible y la economía se sostiene”. Por ello se hace importante conocer más de sus vidas, de su fe y de sus esperanzas. ¿ Cómo podemos estar ms cerca de ellos? ¿ Cómo acompañarlos en su camino de fe y de vida comunitaria?  
  • ¿ Por qué no volver a las fuentes del apostolado del mar cuando los primeros mensajeros de la Buena nueva del Reino “vivían y transcurrían su tiempo con los trabajadores del mar, a veces, incluso durante meses, compartiendo con ellos una cotidianidad y abriéndoles la mente y el corazón a la fe ?”. 
  • Los marinos y pescadores siempre han estado en el corazón de la Iglesia. Significan mucho para ella y, como Iglesia sinodal, caminamos juntos, avanzamos juntos y ahora estamos llamados a navegar juntos, sin dejar a nadie atrás y enriqueciéndonos mutuamente. En esta faena de altamar …todos tenemos algo que ofrecer.   

Para la Iglesia de Colombia, nación bendecida y bañada por dos océanos, con una rica cuenca hidrográfica, y con varios puertos marítimos y fluviales, hay un reto pastoral que no podemos seguir aplazando como es el de animar el Apostolado del Mar y de los ríos. Hoy nos urge mantener la esperanza de nuestros marinos, pescadores y gentes del mar a través de una acción pastoral que contribuya a que nuestros puertos sean más seguros, más humanos y más justos y a que se pueda mejorar la vida de nuestros pescadores y fortalecer sus organizaciones.   

¿Qué retos en concreto nos interpelan?  

  • Fortalecer el Apostolado del Mar, no como un apéndice de nuestra acción pastoral sino como una experiencia esencial que nos reclama presencia y acompañamiento allí donde se desprecia la dignidad humana y no son pocos los que viven esclavizados.  
  • Ver con realismo y esperanza la posibilidad de los Centros de Stella Maris  para el apostolado del Mar allí donde la situación de los marinos y pescadores, juntamente con sus familias, es un grito en la calle y en el mar que casi nadie escucha o tal vez no quieren escuchar.  
  • Seguir reconociendo como Iglesia que la vida de marinos y pescadores son vidas que exigen justicia social, trabajo digno y reconocimiento a su identidad cultural, así como la defensa de sus ecosistemas frente a la sobreexplotación de los recursos naturales y la destrucción de sus comunidades.   
  • Incluir en la formación sacerdotal, siguiendo la Nueva Ratio Fundamentalis, la formación de estos aspectos específicos de la Pastoral en la vida de los futuros ministros.  
  • Seguir promoviendo, desde la sección de Movilidad Humana de la CEC, el curso virtual para la formación en el Apostolado del Mar de los voluntarios y agentes de pastoral y en el que todas las jurisdicciones, con mares y ríos, puedan participar con sus agentes.  
  • Animar y acompañar los encuentros periódicos de este apostolado desde una presencia muy cercana, cuidando los relacionamientos con la delegación para América Latina en cabeza del padre Samuel Fonseca y con cada uno de los señores obispos y sus delgados o directores del apostolado del Mar.   

”. 

Oración del Marino y el Pescador 

Señor, es la hora de partir en busca 

de nuestro sustento diario que, en el mar, 

en el río o en la ciénaga hemos de encontrar. 

Navegando, con tiempos buenos y malos, 

sin saber a qué puerto hemos de llegar, 

elevamos una plegaria a ti, Dios y Padre Providente, 

para que cuides nuestra vida porque en casa 

nuestra mujer y nuestros hijos 

esperan por nosotros. 

Danos Señor la oportunidad de reunirnos 

con ellos nuevamente 

y derrama tu protección y bendición 

sobre esta humilde barca. 

Amén. 

Padre Rafael Castillo Torres  

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