A un año de la visita del Papa
Por Monseñor Héctor Fabio Henao. Director Secretariado Nacional de Pastoral Social
Septiembre 7 de 2018. Un mensaje central de la visita del Papa Francisco a Colombia fue el de animar al pueblo colombiano a dar el primer paso en el camino de la reconciliación, nos invitó a abrir nuestros corazones de pueblo de Dios y dejarnos reconciliar “no tengan temor a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación….es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno”.
Recordamos que el viernes 8 de septiembre de 2017 en el parque de las Malocas en Villavicencio, el Papa Francisco dejo eco de su mensaje en el Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional. Durante este acto solemne, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor Oscar Urbina exaltó que durante 30 años de la semana por la paz, la Iglesia Católica y diversas organizaciones de la sociedad civil, conscientes que la paz es un don de Dios y una responsabilidad confiada a todos, se ha celebrado anualmente esta semana de oración, reflexión y trabajo por la paz. Allí reunidos con el Papa Francisco más de 4 mil víctimas venidas de todas las regiones del país, excombatientes, sociedad civil y funcionarios del gobierno hicieron la oración al Cristo de Bojayá.
Este año se cumplieron 16 años de la masacre de Bojayá siendo este un hecho representativo del conflicto en Colombia, y es frente al Cristo de Bojaya que el Papa dijo que verlo así “mutilado y herido, nos interpela” nos enseña que “el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida”.
Esta reflexión la hizo tras escuchar el salmo 85 en relación con cuatro testimonios de personas que contaron desde su experiencia profunda, la manera como han vivido el conflicto armado, y cómo se han proyectado en un futuro de reconciliación y paz. Luego de un año Pastora Mira, uno de los testimonios escuchados en Villavicencio con mucha alegría cuenta que este ha sido uno de los mejores regalos para su vida, “me ha hecho más sensible y más comprometida especialmente con los jóvenes, me he dedicado a alimentar corazones que sufren el dolor”. Deisy Sánchez quien también compartió su testimonio, hoy cree que “confesar la verdad te permite construir la paz interior, que conozcan la verdad construye la paz en el mundo, después de dar el primer paso es indispensable dar los siguientes”.
Luego de un año de esta visita apostólica, el Santo Padre ha dejado huellas históricas, ha sido un año de debates, pero también de caminos que se están abriendo hacia la reconciliación con ejercicios a nivel local donde las comunidades han empezado a dar vida al mensaje en sus territorios. Pero también nos sigue interpelando el llamado del Santo Padre cuando retomaba el salmo 85 “misericordia y verdad se encuentran, justicia y paz se abrazan” porque es un llamado que permanece vigente en la transición que vive el país y como el mismo Santo Padre lo dice, es una súplica a Dios a restaurar nuestras vidas. La capacidad de perdonar injusticias es sólo posible con la presencia del Señor.
La relación entre verdad y misericordia es un binomio que sigue siendo pertinente a nuestro país hoy, donde miles de víctimas están en búsqueda de la verdad para dar ese paso a la reconciliación. Juan Carlos Murcia uno de los testimonios lo dijo de la siguiente manera: “Hoy puedo decir con certeza que me he liberado de la mentira que se esconde tras la violencia, y enfrento la verdad de mi historia”. Por otro lado, la misericordia a la verdad. El otro binomio del salmo que nos recordaba el Papa es de paz y justicia en donde para alcanzar la paz necesitamos de la justicia y no se puede separar ninguno de estos binomios.
Un hecho para resaltar luego de este año es la misión de acogida que han asumido la Iglesia de frontera para atender a la población venezolana en tránsito fronterizo, donde se materializa la invitación del Santo Padre en cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. Ejemplo de ello es la acción que realiza la Diócesis de Cúcuta en la Casa de Paso la Divina Providencia que ha acogido a más de 1500 migrantes venezolanos que todos los días cruzan la frontera, brindando más de 400 mil almuerzos en un año.