Adriana León, una mujer venezolana que decide vestirse de esperanza
15/10/2020 Esperanza, una palabra cuyo poder es capaz de transformar, renovar e iluminar el camino de cualquier persona que llene su vida de ella.
Esta historia comienza en el Estado de Zulia de Maracaibo, Venezuela, y su protagonista es Adriana Carolina León Camargo, una mujer de 31 años que ha conocido el valor de la resiliencia desde que decidió dejar su país para emprender un nuevo rumbo en Colombia, tierra que le ha brindado oportunidades que han empujado su andar para construir de cero.
“No es fácil dejarlo todo atrás. Dejar la familia y comenzar de la nada en un lugar donde nunca imaginaste llegar. Para mí fue un reto llegar a Colombia porque antes tenía muchos planes y no estaba entre ellos hacerlo, pero la necesidad me obligó pues en mi país ya no tenía cómo comprarle comida ni pañales a mi bebé. Aunque llegar acá ha sido difícil, también ha sido lo más maravilloso que me pudo haber pasado” señala Adriana.
¿Por qué ha sido lo más maravilloso?
“Porque acá le puedo dar estabilidad a mis hijos y brindarles sus tres comidas diarias. Acá puedo verlos contentos, sanos y darles lo que necesitan” responde ella.
Desde que se radicó en Cúcuta ha encontrado manos amigas que la han acompañado y apoyado en este camino de valientes. Ver el lado positivo de las cosas y pensar en que sí se puede han sido su motivación para levantarse cada mañana a trabajar. Toda su vida se ha dedicado a la peluquería y con constancia ha podido poner en práctica en su nuevo hogar todo lo que aprendió en Venezuela. Esto también ha sido su motor para seguir adelante con sus proyectos.
Además de esto, no olvida que el proyecto Asistencia Humanitaria Alimentaria a Migrantes Venezolanos y Colombianos en Condición en Condición en Vulnerabilidad ha respaldado su caminar desde que se vinculó a él, ya que como ella dice, sin distinción de raza, acento y color ha recibido un apoyo incondicional.
“Es bonito ver que cada día tengo desayuno, almuerzo y cena para mis hijos y yo. La ayuda que me han dado es muy grande porque el dinero que gano planchando, secando y peinando cabellos lo invierto en otras necesidades que tengo como el arriendo, y puedo dejar de preocuparme tanto por la comida. Es bonito ver que este mercado hace sonreír a mis niños” agrega.
Agradece a tiendas Ara, Jerónimo Martins, Cáritas Polonia, Cáritas Colombia y la Diócesis de Cúcuta por la acogida que también le han dado a sus compatriotas, los cuales se encuentran enfrentando situaciones similares a las que ella ha vivido pero que con esperanza ha superado. “Esta es una hermosa labor. Aquí no miran si somos migrantes, para estas entidades todos somos iguales. Inmensas gracias por el apoyo, el recibimiento y por la paciencia que tienen con nosotros”.
Adriana refleja el impacto positivo que ha tenido este proyecto desde que inició. De acuerdo con el Padre Jaime Enrique Aparicio Rubio, Director del Banco de Alimentos de la Diócesis de Cúcuta, a pesar de la contingencia que ha suscitado por el Covid-19 se ha podido continuar trabajando y tocando corazones que lo necesitan, así como entregar alrededor de 4.600 paquetes alimenticios que han beneficiado la vida de 570 familias durante la primera etapa del proyecto. En la segunda, se buscará el mismo alcance.
“Es un esfuerzo y una ayuda grande destinada a los hermanos venezolanos migrantes y colombianos que han tenido que abandonar sus tierras para tener nuevas oportunidades. Por eso este trabajo lo recibe con gran alegría cada familia. Es hermoso ver los rostros de las personas cuando reciben esta ayuda porque sienten que no han sido olvidadas. Que Dios bendiga a los donantes y que podamos contar con más organizaciones para seguir llevando solidaridad a quienes lo necesitan” Jaime Enrique Aparicio Rubio, Director del Banco de Alimentos de la Diócesis de Cúcuta.