Carta de Red Iglesias y Minería a comunidades afectada por el extractivismo minero
El pasado 22 de agosto la Red Iglesias y Minerías emitió una carta a las comunidades afectadas por el extractivismo minero en América Latina y el Caribe, la cual concluyó la IV Asamblea de la red realizada en Buenos Aires (Argentina) del 20 al 22 de agosto del presente año. Dicho encuentro reunió a 60 laicos y laicas, religiosos y religiosas, pastores y pastoras, obispos y sacerdotes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Perú y Reino Unido.
“Interiorizamos y asumimos como nuestros los dolores, las alegrías y las esperanzas de sus voces, que con fe e intensa fortaleza enfrentan los impactos, cada día más desastrosos, de las actividades extractivas en sus territorios que matan personas y exterminan la naturaleza”, expresan en la carta.
Asimismo, aseguran encaminar acciones de fortalecimiento de las diversas luchas que se realizan como resistencia a la expansión minera, puesto que como afirman, de la resiliencia de los pueblos depende la sobrevivencia de la Madre Tierra.
La solidaridad hacia los múltiples asesinatos en el marco de conflictos mineros fue otro de los puntos que la Red Iglesia y Minería mencionó en el documento. “Habiendo hecho memoria de las más de 60 personas asesinadas, las 218 criminalizadas en los últimos 10 años a causa de conflictos mineros y de todos los pueblos en resistencia de América Latina y el Caribe ante este modelo de crecimiento infinito y capitalismo por despojo de los más vulnerables, nos hicimos silencio, indignación, rabia, lágrima, oración y urgencia”.
Por medio de la carta exigen el esclarecimiento de los asesinatos y masacres hechas por empresas contra habitantes de territorios, defensores de la Madre Tierra y contra la biodiversidad. De igual forma, se pronuncian y lamentan los recientes acontecimientos dados en el Amazonas.
“En celebración amorosa, unidas y unidos en la alegría de quienes sabemos que, desde Cristo Jesús, la Vida vence a la muerte y al dolor, haremos de cada lucha una fiesta: ¡para la vida toda y hasta siempre! ¡Que amanezca!” concluyen.