Breve recorrido histórico de Cáritas Colombiana, en sus 60 años de servicio solidario

20 Sep 2016

Breve recorrido histórico de Cáritas Colombiana,
en sus 60 años de servicio solidario

Este mes Cáritas Colombiana, el organismo de la Conferencia Episcopal responsable de animar el ejercicio de la caridad como dimensión de la evangelización y promover el desarrollo humano para incidir en la construcción de la civilización del amor, cumple 60 años de labor, iluminada por el Evangelio y por la doctrina social de la Iglesia Católica, en pro de distintas comunidades de las Jurisdicciones Eclesiásticas de todo el territorio nacional.

A continuación un breve recorrido histórico desde su creación hasta hoy, y su quehacer en el país al servicio de los más necesitados y con el propósito de aliviar el sufrimiento.

A lo largo de su historia, la Iglesia ha trabajado al lado de los pobres. En 1897 fundó en Colonia, Alemania, la primera Cáritas, que adquirió relevancia y reconocimiento como organización de ayuda humanitaria a consecuencia del sufrimiento causado por las dos guerras mundiales, hechos que llevaron a apreciar la necesidad de crear este tipo de instituciones católicas nacionales.

Fue así como se originaron las Cáritas en Norteamérica y Europa.

En 1951, en la primera Conferencia Internacional de Cáritas, en Roma, se establecieron más organizaciones Cáritas nacionales, las cuales se unieron como Cáritas Internationalis, conviertiéndose en la voz oficial de la Iglesia “con relación a sus enseñanzas en el área de labores caritativas”.

Hoy, hay Cáritas establecidas en América, Europa, Asia, África y Oceanía, las cuales, con su trabajo autónomo e independiente, pero unidas por el principio de apoyo como comunidad global, hacen presente el rostro solidario de amor al prójimo.

Hace 60 años, en 1956, fue creada la organización de ayuda humanitaria Cáritas Colombiana, mientras el país era gobernado por una dictadura militar que desde 1953 hasta 1957 buscó controlar los conflictos bipartidistas originadores de migración de campesinos a las ciudades, aparición de grupos guerrilleros en zonas montañosas y presión desestabilizadora en diferentes regiones.

Fue en ese escenario sociopolítico en el que Cáritas Colombiana inició su labor al servicio de la población más pobre, encarnando la virtud de la caridad, que busca el bien de los demás y el alivio del sufrimiento a los más necesitados, por amor a Dios.

Cáritas Colombiana es un organismo eclesial, sin ánimo de lucro, dependiente de la Conferencia Episcopal de Colombia.

En sus primeros años de labor, enfocó esfuerzos en aliviar el hambre entre los más pobres del país, mediante relación con instituciones de otros países que aportaban productos como leche en polvo, queso, aceite y harina de trigo, entre otros; los cuales distribuía a través de las parroquias ubicadas en diferentes departamentos; dando sentido a la palabra cáritas, proveniente del latín charitas, que como nos recuerda la primera carta de San Juan, significa amor: “Deus caritas est”, Dios es amor.

Afianzando su misión, Cáritas Colombiana creó en la década de los 60 las casas de alimentos, con las que una vez más ratificó su esencia, actuar y trabajo iluminados por el Evangelio y por la Doctrina Social de la Iglesia Católica, sin discriminación alguna y con el regocijo propio que ofrecen los frutos de la caridad: el gozo, la paz y la misericordia.

Entre tanto, la realidad social del país planteaba nuevos desafíos. En el campo el enfrentamiento entre guerrillas y fuerzas armadas, incentivó a la Iglesia a generar actividades de promoción y fortalecimiento de familias campesinas para ofrecerles seguridad, fomentar su arraigo y fortalecer la producción de alimentos como medio de sostenibilidad; al tiempo que se realizaban programas de formación de líderes campesinos.

Ante los tiempos que se vivían y los cambios que se avizoraban tras la finalización del Frente Nacional en 1974, con el desarrollo de nuevos movimientos políticos, surgió de la Iglesia el Instituto de Estudios Sociales, que analizó tanto la problemática social como la económica.

A partir de los conceptos de ese Instituto se generaron los principios para la realización de los programas de desarrollo y formación que hoy en día se realizan en diferentes jurisdicciones del país con acompañamiento de Cáritas Colombiana, el aporte solidario de organizaciones Cáritas de otros países, y algunas instituciones hermanas.

Mientras esto sucedía, en agosto de 1977, en la Conferencia Episcopal de Colombia nació el Secretariado Nacional de Pastoral Social, con la misión de animar y fortalecer los procesos de evangelización de lo social con las jurisdicciones eclesiásticas, para incidir en la transformación de la sociedad y en el desarrollo integral de la persona humana, fomentando así una sociedad más justa, basada en la solidaridad.

De inmediato se articuló su labor a la de Cáritas Colombiana, con el propósito de trabajar con, y para las jurisdicciones del país, coordinando todos los programas sociales de la Iglesia, así como los recursos humanos y económicos para llevar esperanza a través la asistencia y alivio al sufrimiento de los más necesitados, con generosidad, en comunión con el Evangelio.

Para ese momento también se atiende a quienes han sufrido emergencias por desastres naturales y desplazamiento por el conflicto armado.

Entonces, ante la necesidad de vincular la solidaridad de los colombianos, previo a la Semana Santa de 1982 se creó la Campaña Comunicación Cristiana de Bienes, que desde entonces busca recaudar fondos para atender los objetivos iniciales y, además, para fortalecer los principios del compromiso cristiano con la construcción de una sociedad solidaria y para recordar la dimensión de la cuaresma, que nos invita a orar, ayunar y compartir.

Al suscitarse el terremoto que destruyó gran parte de Popayán, en 1983, la naturaleza puso a prueba la solidaridad del país y enfrentó a Cáritas Colombiana a su mayor desafío de ayuda humanitaria hasta entonces. Fue así como gracias a los recursos recaudados con la Campaña Comunicación Cristiana de Bienes y a las ayudas obtenidas como producto de la gestión internacional hecha por la Iglesia Católica se logró apoyar a los damnificados en la rehabilitación y reconstrucción de la ciudad, al tiempo que se entregaron alimentos, medicinas y elementos de primera necesidad a las familias afectadas y se acompañó a las parroquias del lugar en la gestión de refugios temporales.

Cuando apenas se superaba la situación de Popayán, un nuevo embate, aún más impetuoso que el anterior, ocupó la atención internacional, del país, y por supuesto de Cáritas Colombiana: el 11 de noviembre de 1985 la avalancha producida por el volcán nevado del Ruiz arrasó con la población tolimense de Armero.

En ese escenario de devastación y desesperanza, se hizo viva nuevamente la caridad como caricia de Dios para la humanidad. Caridad ofrecida por Cáritas Colombiana como expresión auténtica de ayuda al alivio del sufrimiento de los necesitados y reconocimiento de que, en la persona humana, Dios “ha impreso su imagen y semejanza”, confiriéndole una dignidad incomparable.

Rápidamente se inician los trabajos de construcción del “Nuevo Armero-Guayabal.
Posteriormente, en la década de los 90, la ola de violencia urbana generada desde el narcotráfico se sumó a la padecida en los campos colombianos por cuenta de grupos armados, por lo que la Pastoral Social Cáritas Colombiana incrementó su compromiso por la paz, trabajando desde lo espiritual y lo social.

Así, se gestaron y pusieron en marcha proyectos para contribuir a la construcción de la paz, a la formación de líderes, a promover la verdad, la reconciliación, la justicia y la caridad en las relaciones y estructuras básicas de la sociedad, mientras simultáneamente continuó prestando ayuda humanitaria en situaciones de emergencia ocasionadas por desastres naturales como la ola invernal o el fenómeno del niño, entre otros, y algunos causados por acción del hombre.

Todo esto hace presente el esfuerzo que a lo largo de su historia han hecho tanto Cáritas Colombiana, como el Secretariado Nacional de Pastoral Social, en favor de la construcción de paz, mediante acompañamiento espiritual a personas y comunidades; planteamiento, realización de proyectos de formación y fortalecimiento de líderes, y atención humanitaria; al tiempo que, en 1996, realizaba una de las gestiones más importantes para la institución y para el país: la conformación del Grupo de Trabajo por Colombia (GTC).

El GTC se creó para fortalecer al Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana en su quehacer por la construcción de la paz y la reconciliación, en estrecha relación con los diferentes órganos de Iglesia, y con otras instituciones nacionales e internacionales, y para reforzar la capacidad de respuesta ante la realidad colombiana.

Integrado por la agencia católica CAFOD, de Inglaterra; Secours Catholique, de Francia; Cáritas Noruega; CIAF, Cáritas Española, Cáritas Alemania, Cáritas Suiza; Catholic Relief Services; Cordaid, Cáritas Luxemburgo, y Cáritas Colombiana, el GTC desarrolla estrategias de sensibilización, incidencia política, educación y movilización para aportar a la transformación social de la realidad colombiana.

Producto del interés de Cáritas Colombiana en la construcción de la paz, y con el apoyo del GTC, en el año 2000 nació otra de las más importantes iniciativas generadas desde la Iglesia: El Congreso Nacional de Reconciliación.

Este, es un evento bienal, guiado a la luz del Evangelio, que durante tres días ofrece espacios donde convergen diferentes actores sociales, de la academia, la Iglesia, comunidades rurales, indígenas, mujeres, y afro descendientes, quienes reflexionan en torno a temas relevantes para el país, desde la perspectiva de la reconciliación y la dignificación humana.

Este breve recorrido muestra el trabajo comprometido de Cáritas Colombiana en la construcción de paz, y cómo desde su nacimiento en 1956, y durante 60 años ha hecho presente en el país la caridad, como “caricia de Dios para la humanidad”.

¡Cáritas Colombiana no se detiene! Fomenta una sociedad solidaria, justa y fraterna.

Por esto, ante la actual realidad Cáritas Colombiana se proyecta como uno de los más importantes ejes de la sociedad en la construcción de la paz, nacida y fortalecida desde procesos de perdón, y reconciliación; con reconocimiento a las víctimas del conflicto, promoviendo la verdad, la reparación y la justicia.

Para lograrlo, la Pastoral Social Cáritas Colombiana, además de ofrecer apoyo caritativo, continúa realizado acciones humanitarias, atención de emergencias, apoyo a víctimas del conflicto; acompañamiento a proyectos de educación para la paz para jóvenes vulnerables a la violencia, fortalecimiento de procesos democráticos, proyectos de desarrollo humano integral y solidario, mejoramiento de situación alimentaria a minorías, fortalecimiento de comunidades, y resiliencia al cambio climático; por citar sólo algunas iniciativas.

Iniciativas que son desarrolladas con respeto y profesionalismo, haciendo presente el servicio que como católicos e hijos de Dios estamos llamados a ofrecer a nuestros hermanos; con fundamento en la Fe y la caridad; a la luz del Evangelio y con un componente que nos diferencia de otras instituciones: ¡Ofrecemos atención de corazón, haciendo presente a Dios en cada actividad

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